El Presidente Francisco Arroyo Vieyra (PRI): Se ruega a la Secretaría haga del conocimiento de esta Presidencia el resultado del cómputo de asistencia de los ciudadanos y ciudadanas diputados y diputadas.
El Secretario Marcos Morales Torres (PRD): Se informa a la Presidencia que existen registrados previamente 257 diputadas y diputados, por lo tanto, hay quórum, señor Presidente.
El Presidente Francisco Arroyo Vieyra: En cumplimiento del acuerdo aprobado el 7 de septiembre se abre la Sesión Solemne (10:09) de la Cámara de Diputados para conmemorar el CL Aniversario del Himno Nacional Mexicano.
Queremos destacar la presencia en esta sesión solemne, de los alumnos de las escuelas: "Himno Nacional Mexicano", "Centenario del Himno Nacional Mexicano", "Francisco González Bocanegra y Jaime Nunó".
(aplausos)
Esperando que los valores cívicos refrendados en los símbolos nacionales de nuestro país, siempre estén presentes en su vida como ciudadanos. Muchas gracias por su asistencia, sean ustedes bienvenidos.
Se ruega a la Secretaría dar lectura al acuerdo que norma está sesión solemne.
El Secretario Antonio Morales de la Peña (PAN): Acuerdo para la celebración de una sesión solemne para conmemorar el CL Aniversario del Himno Nacional Mexicano.
La Junta de Coordinación Política, en ejercicio de la facultad que le confiere el artículo 34 fracción I de la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, con base en los siguientes antecedentes:
1.La Cámara de Senadores en su sesión celebrada el 25 de marzo de 2004, aprobó un punto de acuerdo que declara y propone lo siguiente:
Primero. Se declara al 2004 como el "Año del CL Aniversario del Himno Nacional".
Segundo. Se exhorta respetuosamente a todas las instancias de Gobierno Federal, estatal y municipal, a que realicen actividades cívicas con motivo de la conmemoración.
Tercero. Se exhorta al titular del Ejecutivo Federal para que a través de la Secretaría de Educación Pública, promueva la realización de homenajes al Himno Nacional Mexicano en los Sistemas de Educación Primaria, Secundaria, Media Superior y Superior.
Cuarto. Se exhorta respetuosamente a las Cámaras del Congreso de la Unión, a las Legislaturas de los estados y a los cabildos municipales a que realicen sesiones solemnes el día 15 de septiembre del año 2004, en conmemoración del CL Aniversario del Himno Nacional.
2.El 30 de marzo del año en curso, la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados remitió a la Junta de Coordinación Política el punto de acuerdo adoptado en el Senado de la República.
3. La Junta de Coordinación Política en su reunión celebrada el 12 de abril del 2004, determinó procedente respaldar el punto de acuerdo con la salvedad de que la Sesión Solemne que se propone en el punto IV, se realice el martes 14 de septiembre, antes de que inicie la Sesión Ordinaria del Pleno de la Cámara de Diputados y considerando que:
Primero. El 15 de septiembre de 2004 se cumplirán 150 años de que se interpretó por primera vez el Himno Nacional, cuyo canto refleja el espíritu de lucha y sacrificio para construir una nación independiente y forjar ciudadanos con temple para defender los ideales que sustentan al Estado Mexicano.
2. La bandera, el escudo y el Himno Nacional, son los símbolos patrios que dan identidad y cohesión a la nación mexicana, por lo que es importante que el máximo órgano de representación del pueblo, sea ejemplo de respeto y preservación de nuestras raíces.
Tercero. Que es de especial interés de la Junta de Coordinación Política, impulsar la realización de sesiones de esta naturaleza, en virtud de que contribuye a mantener vivos los simbolismos nacionales.
Con base en los antecedentes y consideración expuestas la Junta de Coordinación Política, con fundamento en la facultad que le confiere el artículo 34 numeral 1 de la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, somete a la consideración de esta Honorable Asamblea el presente acuerdo.
Primero. El pleno de la Cámara de Diputados celebrará una Sesión Solemne para conmemorar el CL Aniversario del Himno Nacional Mexicano el día martes 14 de septiembre a las 10:00 horas, antes de que inicie la sesión ordinaria del mismo día.
Segundo. La Sesión Solemne se celebrará conforme al siguiente orden:
Inciso A). Intervención de un diputado por cada grupo parlamentario en orden ascendente, hasta por diez minutos.
Inciso B). Palabras del Presidente de la Mesa Directiva, diputado Francisco Arroyo Vieyra.
Inciso C). Entonación del Himno Nacional.
Tercero. Se instruye a la Secretaría General para que proporcione el apoyo necesario para la realización de la Sesión Solemne.
Palacio Legislativo de San Lázaro, a los 6 días del mes de septiembre de 2004.
Suscribe el diputado Francisco Barrio Terrazas, coordinador del grupo parlamentario del Partido Acción Nacional; el diputado Emilio Chuayffet Chemor, coordinador del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional; el diputado Pablo Gómez Alvarez, coordinador del grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática; diputado Manuel Velasco Coello, coordinador del grupo parlamentario del Partido Verde Ecologista de México; el diputado Alejandro González Yánez, coordinador del grupo parlamentario del partido del Trabajo y el diputado Jesús Martínez Alvarez, coordinador del grupo parlamentario del Partido CONVERGENCIA.
Cumplida la instrucción, diputado Presidente.
El Presidente Francisco Arroyo Vieyra: Muchas gracias, señor Secretario.
En consecuencia, tiene el uso de la palabra el señor diputado don Jaime Miguel Moreno Garavilla, del Partido CONVERGENCIA.
El diputado Jaime Miguel Moreno Garavilla (CONVERGENCIA): Con su venia, señor Presidente;
Ciudadanas, ciudadanos diputados;
Honorable Asamblea:
De las apacibles aguas del recuerdo profundo, emerge impetuoso el espíritu montado en las alas del tiempo para traer hasta aquí aquellos remotos días en los que vestidos de alba gala, nos disponíamos, con respeto y fervor patrio, a rendir honor a nuestra Bandera.
Puntuales a la cita, colmábase el patio de la añorada escuela; formación, distancias y firmes. La mirada al frente sin resistir voltear al cielo; ahí, donde majestuosa, enseñoreada, se adueñaba de aquel limpio firmamento ondeando su figura tricolor al impulso de suaves vientos que acariciaban también la ilusión de algún día merecer portarla con orgullo y con gallardía, en aquella marcial y muy bien entrenada escolta.
¡Saludar, ya!, ordenaba la voz firme de mando. Diestra al pecho, a la altura del corazón en signo de veneración. "...se levanta en el mástil mi Bandera como un sol entre céfiros y trinos; muy adentro en el templo de mi veneración, oigo y siento contento latir mi corazón". Se oían nuestras voces con aquel cántico como si fuera una sola voz, potente, penetrante, capaz de grabar indeleblemente a las almas y de elevarse hasta hundirse en el cosmos; como si fuera de la voz, la voz de nuestra raza de bronce homenajeando al verde de nuestra independencia, al blanco de la religión y al rojo símbolo de la Unión de la Nación.
Y allá en las alturas, mientras Dios seguía escribiendo con su dedo divino el destino de la patria, asomaban complacientes quienes ofrendaron sus vidas en la ejecución del designio supremo. Ahí, ahí estaban Rayón, Hidalgo, Morelos, Allende, doña Josefa, Iturbide, Victoria, Guerrero, Juárez y Carranza, entre otros.
Es mi bandera la enseña nacional, son estas notas su cántico marcial. Luego el mensaje de la autoridad fomentando respeto, disciplina, valores, con la facultad moral que sólo el ejemplo en la diaria conducta puede otorgar. Era la figura del señor director. Emocionado aplauso al concluir su alocución verdadera instrucción cívica, daba paso al toque de atención: cuatro compases, todos en orden, inmutables, llegaba el momento cumbre, el tono de do mayor y Mexicanos al Grito de Guerra, el Acero Aprestad y el
Bridón.
Amor, ternura, inocencia, entremezclábance con las proclamas bélicas y cruentas de sus estrofas preparando las mentes de aquellos seres al combate y al honor, reflejándole a la Patria que el cielo un soldado en cada hijo le dio. Singular emoción desde entonces provoca su canto. Emoción que estremece al grado del llanto, como aquella que invade cuando sus notas se escuchan en país extraño, la misma que anuda la garganta cuando lo entonan cientos de miles de voces en ceremonia cívica o en evento deportivo. Aquélla que supera la dicha de pulsar una presea en el pecho a costa de férrea disciplina, de entrega y de pasión.
Cuando se sube al podium para forzar al mundo entero a mirar nuestra bandera en lo alto y a escuchar nuestro glorioso Himno Nacional, con absoluta devoción. Vibran las fibras más sensibles de nuestra alma nacional. Tal habrá sido el propósito de aquel dueto inmortal que nos legara para siempre letra y música de nuestro canto patrio.
Espíritu poético y potosino el de Francisco González Bocanegra, conjugado en perfecta armonía con la catalana sensibilidad musical la de Jaime Nunó Roca. Sus luces, preñadas en el tiempo para plasmarse eternamente en el papel patrio y también para inflamar por siempre el fervor por la Nación. De ello dieron cuenta por primera vez los miembros del Gabinete y de la Junta Cívica conformada al efecto aquella tarde del 15 de Septiembre de 1854 en el Teatro Santa Ana de esta ciudad.
Tan dilectos invitados se daban cita a partir de las 19:00 horas para escuchar en velada solemne el Himno Nacional interpretado magistralmente en su tono original de mi bemol mayor, por la soprano Claudina Florentini y por el tenor Lorenzo Salvi.
Con sus notas seguro que también se atizó el genio y el esfuerzo, así como el ánimo de lucha de quienes han defendido para nosotros y para nuestros hijos, una Nación. Una Nación concebida como república democrática y federal, con la proclama irrenunciable de la soberanía popular y teniendo después por derrotero a la justicia social.
Ahora, convertidos en ciudadanos adultos desde esta Cámara que representa al pueblo de México, tal como lo hacíamos aquellas mañanas frescas de cada lunes, con el mismo respeto y fervor patrio. Hoy, decantados por los años, recordamos y entonamos con profunda emoción hasta su última estrofa, nuestro Himno sagrado.
Clamemos al cielo para que nuestras voces se escuchen. Patria, para ti "las guirnaldas de oliva". A nuestros héroes y precursores, un recuerdo "un recuerdo para ellos de gloria". Buen gobierno, "un laurel para ti de victoria". Y a quienes nos han formado y servido, un sepulcro, "un sepulcro para ellos de honor".
Han de saber ustedes, preclaros e insignes próceres de la patria, allá donde estén, en el eterno oriente, que la República la conservamos (aplausos); que la Federación, la estamos resucitando; que la democracia la perfeccionamos, la independencia la mantenemos enajenada, y la justicia social no la hemos podido alcanzar.
Pidan ustedes desde allá, al entonar con nosotros el glorioso Himno Nacional, que el recuerdo de sus antiguas hazañas, de nosotros sus hijos inflamen la mente; para que sus ecos sonoros resuenen con las voces de unión, libertad. Que así, los laureles del triunfo puedan la frente patria ahondar por siempre. Rueguen porque la discordia vencida, impotente a los pies del arcángel, caiga una vez más. Oren porque ya no más de sus hijos la sangre se derrame en contienda de hermanos. Y tú Carranza, y tú Vasconcelos, con la fuerza de la raza cósmica, porque la justicia social podamos lograr.
¡Se los pedimos por la patria! Como ciudadanos y como universitarios. Hoy, al cantar en su 150 Aniversario el Himno Nacional, que en las fábricas y empresas de México se produzca con calidad y se genere salario justo y remunerador.
Que las mujeres y hombres del campo nacional coman, produzcan y vivan con dignidad; que ya no veamos en las calles de nuestras ciudades a ancianas y niños como nuestras madres e hijos, mendigando una moneda o un mendrugo de pan. Entonces y sólo hasta entonces, henchidos de emoción con las notas de nuestro Himno Nacional, podremos proyectar a los cielos nuestra voz, que es la voz de la raza de bronce, para decir ¡Por mi raza, hablará el espíritu!
(aplausos)
El Presidente Francisco Arroyo Vieyra: Tiene el uso de la palabra el señor diputado Joel Padilla Peña, del Partido del Trabajo, hasta por diez minutos.
El diputado Joel Padilla Peña (PT): Con el permiso de la Presidencia. Compañeras y compañeros legisladores. Distinguidas, distinguidos invitados que nos acompañan en esta sesión solemne.
El grupo del Partido del Trabajo, participa en esa Sesión Conmemorativa del 150 Aniversario de nuestro Himno Nacional Mexicano. Por supuesto que no soslayamos el hecho, la circunstancia en la que nuestro Himno Nacional surge. La nefasta dictadura de Antonio López de Santa Anna, en las once ocasiones que ocupó la presidencia, no trajo sino desgracias para el país.
La pérdida de casi la mitad de nuestro territorio es prueba de ello, en la invasión norteamericana de 1847. Sin embargo, es necesario reconocer que también no obstante las alusiones a Iturbide y al propio Santa Anna, el Himno Nacional Mexicano ha servido para dar cohesión e identificar a los mexicanos con nuestra nación, a sentirnos orgullosos de nuestro país y del gran potencial que México y los mexicanos tenemos.
Lo hermoso de su letra y música nos hacen emocionarnos al entonarlo. Todos los mexicanos lo hemos aprendido de niños en la escuela y al entonarlo en ceremonias cívicas, reafirmamos los indisolubles lazos que nos unen con la patria.
El Himno y la Bandera son vínculos estrechos con nuestra nacionalidad. Como pueblo nos da sentido de identidad.
Hace 150 años el Himno Nacional fue entonado por vez primera, gracias al autor de la letra Francisco González Bocanegra y con música del compositor catalán Jaime Nunó. México contaba ya con un nuevo símbolo de identidad.
Las pasiones del siglo XIX entre liberales y conservadores, hicieron que el Himno Nacional fuera olvidado por un periodo, pro a fin de cuentas y como premonición, su letra original contiene la estrofa en la que se lee:
"Mas si osare un extraño enemigo
profanar con su planta tu suelo
piensa ¡oh! patria querida que el cielo
un soldado en cada hijo te dio"
Que cuando la invasión francesa y el espurio imperio de Maximiliano quisieron sojuzgar a un pueblo que se sabía y se sentía libre, sirvió para vencer al invasor, el 5 de mayo de 1862; ara vencer a un falso imperio y que el cerro de las Campanas, el 19 de junio de 1867, quedará ejemplo fehaciente de que México no admitiría jamás sojuzgarse ante ningún pueblo.
Sin lugar a dudas Santa Anna nunca se imaginó aquel 15 de septiembre de 1854 que el Plan de Ayutla de casi seis meses antes, sería el inicio de su fin y la posibilidad de que el Partido Liberal llegara al gobierno para impulsar un gobierno nacionalista que buscaba el progreso de México y que encontró en Benito Juárez al paladín que confirmaría la independencia nacional.
De igual forma en abril de 1914 los cadetes de la Escuela Naval y el pueblo veracruzano sintieron como si hubiera sido escrito para ellos la frase de:
"Mexicanos al grito de guerra
el acero aprestad y el bridón
y retiemble en su centro la tierra
al sonoro rugir del cañón...,
que los convocaba a tomar las armas para rechazar al intruso invasor en defensa del honor y la integridad territorial de la patria, sin importar perder la vida por ese alto honor.
Las hermosas gestas que el pueblo mexicano ha llevado, encuentra su relación directa con otras estrofas de nuestro Himno:
"En sangrientos combates los viste
por tu amor palpitando sus senos
arrastrar la metralla serenos y la muerte
o la gloria buscar, y
"Guerra, guerra sin tregua al que intente
de la patria manchar los blasones;
guerra, guerra los patrios pendones
en las olas de sangre empapad.."
Compañeras y compañeros legisladores: La actual Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales, regula en su artículo 57 la letra oficial del Himno Nacional Mexicano así como la música del mismo, prevista en el artículo 58 del mismo ordenamiento legal.
Sobre el texto original de nuestro Himno Nacional, el Congreso de la Unión determinó ajustarlo según establece la Ley Sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 8 de febrero de 1984, eliminando referencias que la historia nacional ya se ha encargado de juzgar.
La propia Ley señala en su artículo 39 que. "Queda estrictamente prohibido alterar la letra o música del Himno Nacional y ejecutarlo total o parcialmente en composiciones o arreglos".
Asimismo: "Se prohíbe cantar o ejecutar el Himno Nacional con fines de publicidad comercial o de índole semejante".
Nuestro grupo parlamentario refrenda en esta fecha nuestro respeto por el Himno Nacional, ya que en él encontramos la síntesis de gran parte de nuestra historia y fundamentalmente la actitud del pueblo mexicano de no aceptar nunca sojuzgarse ante intereses del extranjero.
La lucha del pueblo de México en contra de la intervención norteamericana de 1847, en contra de la intervención francesa y su remedo de imperio así como de nueva cuenta el ultraje de los norteamericanos a nuestra Patria en abril de 1914, son prueba palpable de que los mexicanos, de que el pueblo de México, no cederá nunca de su deseo de seguir siendo una Patria libre y sin subordinación a nadie.
Ojalá los gobernantes algún día sepan estar a la altura de la grandeza de su pueblo, ojalá pudieran estudiar y comprender más nuestra historia para saber que los mexicanos rechazamos a los entreguistas, como se rechazó a Santa Ana y los testaferros que fueron a Europa en busca de un príncipe que los gobernara.
Es cuanto.
(Aplausos)
El Presidente Francisco Arroyo Vieyra: Muchas gracias, Diputado.
Ahora tiene la palabra la diputada María Avila Serna, del Partido Verde Ecologista de México.
La diputada María Avila Serna (PVEM): Con la venia de la Presidencia.
Compañeras y compañeros Diputados:
El día de hoy nos encontramos aquí reunidos para conmemorar el 150 aniversario de la primera interpretación del Himno Nacional Mexicano. La importancia de estar aquí reunidos radica en que hoy más que nunca debemos sentirnos orgullosos de ser mexicanos y celebrar en un ambiente de unidad y fraternidad, procurando dejar de lado el encono y la confrontación para buscar los acuerdos que tanto demanda el país.
La historia del Himno Nacional revela el temperamento poético y heroico del pueblo mexicano. Algunos himnos nacionales han aflorado al calor de la unidad nacional o en el fragor del combate, otros han sido compuestos para estimular el amor y la lealtad a la Patria.
Durante el siglo XIX transcurrieron más de 30 años de convocatorias y pruebas para acceder al Himno Nacional Mexicano. Fue en el año de 1821 cuando se estrenó la primera composición de Himno Nacional suscrita por José Torres Cano, pero su obra nunca alcanzó el grado de institucionalidad ni de aceptación en el ámbito de la sociedad civil mexicana.
No fue sino hasta el 12 de noviembre de 1853, por conducto de Miguel Lerdo de Tejana que Antonio López de Santa Ana convocó a un concurso literario musical para que hubiera un canto verdaderamente patriótico que, adoptado por el supremo gobierno, fuera constantemente el Himno Nacional.
El jurado calificador integrado por los escritores José Bernardo Couto, Manuel Carpio y José Joaquín Pesado declaró que hecho el estudio de todas las composiciones literarias presentadas encontraron que la de mayor mérito era la amparada por el intitulado volvemos al combate, a la venganza y el que niegue su pecho a la esperanza hunda en el polvo la cobarde frente. El autor de la letra premiada resultó ser el poeta originario de San Luis Potosí Francisco González Bocanegra.
Por otra parte, la música ganadora que fue compuesta por Juan Botecini no fue aceptada por un pueblo cada vez más exigente en términos estéticos, por lo cual se lanzó otra convocatoria pública para presentar composiciones musicales para la letra de Francisco González Bocanegra.
Se escribieron y recibieron 15 composiciones musicales, entre ellas se falló a favor de la que ostentaba el epígrafe Dios y Libertad. Se procedió a buscar el sobre cerrado que debía contener el nombre del autor, dentro de él se encontró el epígrafe de referencia, así como las iniciales J. N. De inmediato se publicó un aviso solicitando al autor se identificase debidamente. El 12 de agosto de 1864 el Ministerio de Fomento de Fomento, Colonización, Industria y Comercio, informó que el autor de la hermosa cortina musical era don Jaime Nunó, músico catalán, director de bandas militares, quien tras de residir en La Habana, Cuba, había llegado a México.
Tras los arreglos y ensayos de rigor, la composición adoptada como Himno Nacional fue interpretada por vez primera la noche del 15 de septiembre de 1854, en el Teatro "Santa Ana", que poco después cambió su nombre por el del "Teatro Nacional".
Esta primera interpretación estuvo a cargo de una compañía de ópera italiana que se encontraba en México, dirigida por el maestro Juan Botesín. La obra conjunta fue interpretada por el tenor Lorenzo Salvi y la magnífica soprano Claudia Florencia.
A 150 años de su creación ¿qué nos enseña hoy el Himno Nacional? Para el México del siglo XXI la letra y melodía marcial quizás irían en contra de la tradición pacifista de este país. Sin embargo, sus estrofas nos hablan de mantener siempre y bajo cualquier circunstancia el espíritu de lucha y de unión como mexicanos, y hacerle frente a las adversidades siempre con honor.
Dar la vida por la patria y mantener la lucha permanente y hasta el final, no es solamente para los tiempos de guerra, sino que las estrofas de nuestro Himno Nacional nos invitan a seguir trabajando por conseguir un México más equitativo y mejor para todos.
Recordemos, señores ciudadanos mexicanos, que el enemigo del que habla el Himno Nacional no está necesariamente fuera de nuestros límites geográficos, existe aquí y se llama corrupción, injusticia, pobreza, desigualdad e inseguridad.
El contexto de 1854 era el de una nación amenazada y ambicionada por las grandes potencias, por lo que se volvía urgente y necesaria la unión para fomentar la identidad como mexicanos y defender la patria bajo un objetivo común.
Hoy día el enemigo ha cambiado de forma, pero no así su efectividad para dañar a la nación y es por esto que el Himno Nacional cobra vital relevancia en la historia de construcción del país, ya que continua sirviendo a su objetivo principal, es decir, es una fuente de inspiración, unión y de identidad entre los mexicanos.
Los símbolos no son para llevarlos escondidos, sino para mostrarlos y vivirlos gustosamente. Por lo tanto, entonar el Himno Nacional sólo tendrá sentido en nuestras vidas en la medida en que ganemos terreno sobre todos los enemigos que amenazan a nuestra nación.
No es suficiente que hoy florezca nuestro orgullo por este hermoso símbolo patrio, para que mañana mantengamos su letra como un tesoro intocable de aquellos ancestros.
Recordemos que el Himno Nacional no solamente se entona, se vive día a día y el verdadero mexicano no tiene miedo a defender sus estrofas por su ejemplo de vida.
Aprendimos a entonar el Himno Nacional cuando cursábamos la educación básica y a partir de ese momento ha tenido diferentes significados a lo largo de nuestra vida.
Hoy más que nunca, compañeros diputados, tenemos la inigualable oportunidad de entonar nuevamente el Himno Nacional, recuperando el espíritu de su creación y hacer de este espacio un lugar de responsabilidad y lucha continua por un México mejor.
Desde esta alta tribuna de la nación, el Partido Verde Ecologista de México celebra los 150 años del Himno Nacional con respeto y admiración y reconociendo en sus hermosas líneas un ejemplo de vida para todos los mexicanos.
Por su atención, muchas gracias.
(aplausos)
El Presidente Francisco Arroyo Vieyra: Gracias a usted diputada.
Tiene el uso de la voz el señor diputado José Luis Medina Lizalde, del Partido de la Revolución Democrática.
El diputado José Luis Medina Lizalde (PRD): "¡Patria, patria!" es la expresión más poética que en voz de un mexicano puede uno concebir.
El Himno Nacional aparece en la escena cuando el Estado Mexicano no atinaba asumir su rostro definitivo.
En 1854 los mexicanos oscilábamos aún entre la monarquía y la república, entre el federalismo y el centralismo. El Himno Nacional surge bajo el dominio de un personaje de la historia, que ha simbolizado la antipatria, Antonio López de Santa Ana.
En 1854 la clase política mexicana era una clase de gran prestigio, era una clase política que reunía las virtudes cívicas e intelectuales más admiradas de la época, tanto los liberales como los conservadores, hacían sus mejores esfuerzos por darle el rostro definitivo al Estado mexicano.
Si en 1854 la Constitución de los mexicanos apuntaba hacia una república, tendrían décadas, vendrían intentonas, en donde los anhelos monárquicos iban a hacerse presentes en la vida nacional.
En 1854 los mexicanos estábamos en la antesala de una segunda agresión imperial, esta vez a cargo de los franceses, apenas habíamos superado el trago amargo de perder más de la mitad del territorio nacional, el himno nacional en ese sentido aparece con un acento bélico que, a los ojos de los historiadores, hubiera aparecido un acento transitorio coyuntural.
Sin embargo, la proximidad con el vecino del norte, hace del himno nacional, un himno, una convocatoria, un recordatorio de que la soberanía nacional, es un valor en torno al cual tiene que forjarse, una y otra vez, las instituciones.
Qué significa para una sociedad tan diversa en lo ideológico, tan diversa en lo económico, tan diversa en lo cultural, un himno, que no obstante el paso del tiempo, sigue siendo la gran síntesis de las emociones colectivas de los mexicanos.
Qué significa vibrar hoy con el himno nacional, significa la demagogia patriotera, los discursos falsamente nacionalistas, coartada de una política entreguista y subordinada a los dictados del imperio.
¿Significa ser patriota sólo en el mes de septiembre? ¿Significa aparentar vibrar de emoción cada vez que el himno nacional se escucha en una gesta deportiva o significa compromiso con los intereses superiores de la nación mexicana?
En el himno nacional nos reflejamos todos, en el himno nacional nos sentimos representados todos aquellos que hemos sido forjados por la escuela pública mexicana. En el himno nacional nos sentimos representados, todos aquellos mexicanos que tenemos conciencia y orgullo de nuestra identidad. En el himno nacional se identificaron los estudiantes de 1968. En el himno nacional se identifica el soldado, siempre presto a auxiliar a los mexicanos, en los momentos de desastre, pero también en el himno nacional se refleja el campesino y el obrero y el estudiante, en las luchas cívicas de nuestro pueblo, no ha tenido más legítima defensa ante la amenaza de represiva que cantar el himno nacional.
La historia de México está llena de un mensaje emotivo que nos reafirma ante el mundo, hemos escuchado pedir que nuestro himno nacional se declare anacrónico por su acento bélico. Parece una convocatoria a la guerra, sin embargo, el himno nacional es el único himno posible, el mejor himno posible para un pueblo que, como el mexicano, le tocó vivir muy cerca de los Estados Unidos.
Compañeros legisladores: Nosotros estamos ante un reto de gran trascendencia en la vida nacional, se trata de decidir si en nombre de la globalidad arreamos nuestras banderas o si, orgullosos de nuestro pasado, concientes de nuestros símbolos, participamos en el concierto mundial orgullosos de lo que somos y representados siempre por el glorioso Himno Nacional Mexicano.
Muchas gracias.
(aplausos)
El Presidente Francisco Arroyo Vieyra: Muchas gracias diputado.
Tiene la palabra don Germán Martínez Cázares, del grupo parlamentario del Partido Acción Nacional.
El diputado Germán Martínez Cazares (PAN): Con su autorización, diputado Presidente. Ciudadanas y ciudadanos representantes de la nación:
Nunca está de más recordar lo que nos une como nación, bastante hemos hecho todos para repasar nuestras diferencias. El Himno Nacional Mexicano, uno de nuestros tres Símbolos Patrios junto con el Escudo y la Bandera Nacional, constituyen el rostro y el corazón común que tenemos mexicanos y mexicanas. El Himno es, en primer lugar un símbolo y un símbolo es un puente, un símbolo es esa posibilidad de unión entre dos lugares distintos. El símbolo no niega la diferencia, se nutre de ella; no aniquila la pluralidad, la interpreta; no busca desaparecer al diferente; el símbolo lo abraza.
Los símbolos nos dicen que estamos separados en convicciones públicas, en credos religiosos, en preferencias culturales y en aficiones, pero al mismo tiempo los símbolos nos evocan la posibilidad de ser cercanos, de ser con el otro; los símbolos nos reviven la tierra para coincidir.
El Himno Nacional es un símbolo de memoria, es comunidad de pasado. Sin memoria no hay posibilidad de justicia y sin memoria no se puede tejer la libertad. La nación es, además del trabajo diario de sus ciudadanos, el recuerdo de sus hazañas y las glorias de nuestros héroes, somos México y somos Himno porque tenemos memoria, porque tenemos un símbolo entre la memoria y el futuro y un puente entre semejantes que piensan distinto y un puente entre generaciones que están por venir.
La poesía y la música de nuestro Himno Nacional que se construyó hace 150 años con la pluma del potosino Francisco González Bocanegra y en la partitura del español Jaime Nunó, nos obligan a reconocer y no echar en saco roto las circunstancias en las que la nación se debatía cuando bajo la batuta del director Jeovani Botichenni (¿) se entonó por primera mes en el Teatro Nacional esas loas a la patria, que tenían por título "Dios y Libertad".
El ambiente nacional previo al estreno de nuestro canto cívico no era precisamente alentador: breves mandatos en la presidencia; alzamientos en todo el territorio; luchas fratricidas; megalomanías en el poder; homenajes ridículos al entierro de una pierna de un presidente; guerra contra los franceses; traiciones; un Presidente bueno que gobernó únicamente para los festejos patrios y que más tarde empeñaría sus pertenencias para sostener a su familia; confrontaciones sin colaboración entre poderes; la invasión norteamericana a nuestro territorio, y por si fuera poco la firma obligada de un tratado con el que perdimos más de la mitad del territorio.
Nunca el país estuvo más débil que cuando se cantó por primera vez nuestro Himno Nacional. Nunca estuvimos más divididos y con una sensación de fracaso que entonces.
La división entre nosotros no debemos olvidarlo, la discordia entre semejantes mexicanos que entonamos el mismo Himno y estrechamos la misma bandera, nos hace inseguros y vacilantes frente al exterior.
Los imperialismos criminales tienen un aliado en las divisiones internas de los pueblos que ocupan o pretender ocupar. El Himno Nacional es hijo de esas circunstancias históricas de un país agredido, por sus propias reyertas sin solución, y sin duda, por el acoso externo.
Por eso el Himno cobra un valor singular: En uno de los peores escenarios de la patria, en una de las más dolorosas derrotas, el Himno Nacional es un llamado a la rebeldía frente a la realidad; es un llamado al sueño frente a la existencia, un llamado a la batalla al que intente manchar nuestros blasones.
¡Nuestro Himno no es, nunca lo será, un canto de resignación para ningún mexicano! ¡Nuestro Himno no es, nunca lo será, un lamento frente a la adversidad o una poesía que nos consuela a vivir de rodilla! ¡Nuestro Himno no es, nunca lo será, un coro que promueva el desencanto o la desilusión!
A los que hoy promueven la desilusión en nuestras instituciones, en nuestros resultados democráticos, habrá que recordarles el ímpetu y la fuerza optimista de nuestro Himno Nacional.
A quienes hoy satanizan a la política y denostan a los partidos políticos, habrá que recordarles la lidia cívica a la que convoca el Himno Nacional. A quines no creen en los lazos solidarios de las comunidades y las familias, habrá que recordarles que en el Himno se premia a los hombres bravos con el amor de las hijas y esposas.
A quienes hoy no valoran la democracia que hemos construido y buscan sólo la egoísta seguridad de sus regiones, sin asumir compromisos con los menos favorecidos, debemos gritarles los ecos sonoros de las voces: ¡Unión! ¡Libertad!
A quienes hoy no soportan la diferencia y el desacuerdo y la distinción entre mexicanos, habrá que recordarles que la política es una herramienta de unión en la que no podemos tratarnos como extraños enemigos.
Ningún parlamentario debería tildar a otro parlamentario de este Congreso de traición a la patria. La guerra a la que nos emplaza el Himno Nacional no es otra vez entre nosotros: "ya no más de tus hijos la sangre se derrame en contienda de hermanos".
La nueva guerra a la que nos convoca el Himno Nacional es una guerra justa para asumir compromisos de responsabilidad social contra la miseria, a favor de la salud, en seguridad, en educación de calidad y en empleo bien remunerado.
La nueva guerra es ahora para evitar que nuestra democracia se hunda en el fango del dinero y el espectáculo. La nueva guerra justa es ahora contra la delincuencia que privatiza las calles y alienta el pánico a nuestros hijos. La nueva guerra justa es ahora un llamado a tener una soberanía energética y no depender de la compra de compañías extranjeras cuando tenemos en el subsuelo nuestros recursos.
La nueva guerra justa es ahora para respetar la vida en todas sus dimensiones y en todas sus formas. La nueva guerra justa nos llama a llevar la democracia a todos lo sindicatos. La nueva guerra justa es ahora para denunciar el unilateralismo de nuestro vecino del norte y cooperar en la construcción de un mundo en donde se respeten los derechos humanos sin excepciones.
El ánimo guerrero de nuestra lucha tiene el mismo impulso y el mismo frenesí, pero su ética debe ser la de desterrar la lógica del enfrentamiento y del todo o nada y someter nuestras batallas internas a la lógica de la política y de la democracia, que es complementariedad deliberadamente buscada de diálogos, de consensos, de acuerdo y de aceptación.
México, además de geografía, de mapa, de territorio, es pueblo: es pueblo que comparte una cultura que se reconoce en múltiples idiomas y en múltiples costumbres, pero sobre la geografía y el pueblo, México es la patria que se canta en el himno, México es el compromiso de hacer temblar el centro de la tierra con nuestra disposición a engrandecer la patria. México es la patria querida, que en el cielo un ciudadano demócrata en cada hijo nos dio.
México es más que un país y más que un pueblo, México es una virtud moral que nos obliga a hacernos solidarios, México es la virtud moral de responsabilizarnos con el otro y para el otro, es la virtud moral –como decía la versión original de nuestro himno nacional-, la virtud moral de que nunca como mexicanos podemos negar nuestro pecho a la esperanza.
Gracias.
El Presidente Francisco Arroyo Vieyra: Tiene el uso de la palabra el señor diputado don Filemón Arcos Peredo, del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, hasta por diez minutos.
El diputado Filemón Arcos Pereda (PRI): Con su permiso, señor Presidente.
Compañeras y compañeros diputados:
Señoras y señores:
Sólo una obra estrenada en la Corte de Santa Anna sobrevivió a su tiempo, el Himno Nacional. Flotaba en el ambiente el deseo de que el país, a más de tres décadas de consumada su independencia, tuviese un canto que reflejara su espíritu y su historia.
Por orden, del único que daba órdenes, se convocó a un concurso. El jurado calificador integrado por José Bernardo Cantú, Manuel Carpio y José Joaquín Pesado, declaró que hecho el estudio de todas las obras literarias presentadas, la de mayor mérito fue la propuesta por Francisco González Bocanegra un criollo nacido en San Luis Potosí.
Por lo que respecta a la música, examinaron las composiciones enviadas al certamen y consideraron dignas del primer lugar, a la que presentó Jaime Nunó Roca, músico catalán que Santa Anna había traído de Cuba, destacado director de bandas militares.
Suena en el espacio infinito la palabra "mexicanos", la cual nos sacude y pide absoluta concentración. A su sonido todos nos convertimos una sola persona y unificamos nuestro sentimiento ¡Que gran acierto de González Bocanegra al iniciar el Himno Nacional con esta llamada de atención, con esta fanfarria que en forma automática nos identifica! Lleno los versos del himno de frases bélicas, producto de su tiempo y de sus circunstancias, invoca en cambio al Arcángel de la Paz, a ceñir las sienes de la patria, la corona de olivo que la simboliza. Actualmente está representada en el Angel de la Independencia.
Sus estrofas podrán no corresponder al espíritu de los tiempos que corren, como sucede con la "Marsellesa", que sigue pidiendo que una sangre impura inunde los surcos de la tierra, pero simboliza lo que hemos sido y aquello que la patria ha tenido que sufrir para que llegáramos al día de hoy, con una nacionalidad definida y con un sentimiento de apego a nuestra tierra e historia.
No hay semana, no hay lunes, no hay escuela en el país, en donde no comience el día con el canto del Himno Nacional, con el ánimo de hacernos sentir la responsabilidad de ser mexicanos, porque este canto representa la primera enseñanza cívica que recibimos y su letra y música son fundamentales para nuestra identidad nacional.
Gracias a aquellos hombres y mujeres que en su noble labor como maestros, nos han educado en la enseñanza de nuestro Himno. Gracias a los músicos ejecutantes que han edificado nuestra educación cívica con su fiel interpretación, sensibilizando nuestra alma con cada nota.
Compañeras y compañeros legisladores:
Este recinto legislativo ha sido siempre un incansable promotor del respeto a los símbolos patrios. Desde el año de 1954 en que se conmemoró el centenario, se expresaron conceptos que quedaron grabados en el Diario de los Debates, como lo que en aquél momento señaló el senador y doctor Pedro de Alba al decir lo siguiente: el Congreso de la Unión, como fiel intérprete del sentir del pueblo y órgano representativo de su soberanía, no debe ser ajeno a esa corriente de fervor patriótico que consagra gratitud para nuestros héroes y la admiración para los autores de nuestro canto ético".
El entonces senador, pidió erigir un monumento al Himno que mantuviera en forma digna y perdurable el culto a nuestros héroes y a los artistas que le han dado gloria y prestigio. Este monumento –proponía- sería levantado no solamente en honor de los autores de la letra y la música, sino en homenaje al pueblo mexicano que lo canta y lo interpreta con trémula emoción y fervoroso patriotismo.
Ahora, 50 años después de ese planteamiento, me permití presentar a esta soberanía una iniciativa con proyecto de decreto para que se inscriban con letras de oro en el Muro de Honor de este Salón de Sesiones los nombres de Jaime Nunó Roca y Francisco González Bocanegra. En un hecho poco común, 231 legisladores de todos los grupos parlamentarios suscribieron dicha iniciativa, la cual es una muestra de que los valores nacionales y la cultura de nuestro pueblo son alicientes que nos unen.
En este recinto podemos leer los nombres de aquellos convertidos en héroes por su valor y convicción que en distintos momentos dieron su vida por el país, que lucharon contra el enemigo y la injusticia para darle a México su independencia como Nación y su libertad como pueblo. Mexicanos que figuraron en nuestras luchas armadas y sociales y protagonizaron diferentes etapas del desarrollo nacional. Mexicanos que secundados por la labor de los gobiernos emanados de la revolución, contribuyeron a la constitución de las instituciones que hoy nos enorgullecen y a las que debemos la estabilidad y paz social que disfrutamos. ¡Y qué mejor que un homenaje a los autores de este Himno, patrimonio del pueblo mexicano!
Cabe recordar que cuando fue escrito, resonaban aún en nuestro ambiente los ecos de la Batalla de la Invasión Norteamericana y los principios de la Revolución de Ayutla. Actualmente el pueblo lo canta, lo siente y lo vive, porque entra en su modo de ser, con ese temperamento artístico de nuestra gente tan sensible a la poesía y a la música que, en este caso, es magnífica en su melodía y en la riqueza de su armonía.
Los símbolos desempeñan un papel vital en la identificación para el mundo entero y particularmente para una Nación y su pueblo; canciones, lemas, representaciones y figuras y emblemas diferencian a un país de todos los demás; proyectan una idea de su carácter y sus valores y actúan como elementos de unidad en tiempos de crisis. Un Himno siempre expresa el contenido y vocación más auténticos de una patria; en él se despliega su ser, se derrama el espíritu que está en el alma colectiva.
¿Qué es lo que nos hace ser la Nación que somos? ¿Qué nos hace ser tan fascinantes para millones de extranjeros que visitan México? ¿Qué atractivo tenemos para que miles se hayan declarado mexicanos de corazón? Es nuestro espíritu, nuestras creaciones culturales, nuestros bienes intangibles, nuestra alma indómita.
En este CL Aniversario del Himno Nacional, su letra y música deben ser aliciente para que los ciudadanos refrendemos nuestra nacionalidad y las distintas fuerzas políticas del país unamos nuestro pensamiento dentro de la diversidad, la cual es saludable en la medida en que nos lleve a la realización de los valores nacionales.
Ese es el espíritu que se expresa en el Himno Nacional Mexicano que no es propiedad de ninguna fracción política ni se reduce a ideología alguna, es un bien del pueblo que refleja sus virtudes, fortaleza, gallardía y sacrificio. Es un canto de honor y victoria que logra superar nuestras diferencias ante el bien supremo de la patria.
Amigos y amigas, así como nuestro Himno invita a la unificación de todos los mexicanos, las actuales circunstancias económicas, políticas y sociales del país nos demandan a los partidos políticos y sus actores trabajar en función de un mismo objetivo: el desarrollo nacional.
Sin duda, en México y en el exterior sabemos que los esfuerzos realizados a lo largo de nuestra historia, han rendido frutos en diferentes materias; algunos ejemplos de estos avances son la erradicación de las enfermedades más agresivas para nuestros niños y adolescentes, la ampliación de nuestra red carretera, la posibilidad de acercarnos a nuevas y mejores tecnologías, la estabilidad de la economía y la alfabetización de la mayoría de la población.
Además de ello, la transición pacífica del poder, es un símbolo (¿) de nuestros días, lo cual exige que quienes formamos parte del escenario nacional, tengamos fidelidad a nuestros valores y respeto a las decisiones democráticas.
Sin embargo, todavía quedan asuntos pendientes, la estabilidad económica aún no se ha traducido en mayores y mejores empleos, ni un reparto equitativo de la riqueza.
La ampliación de los caminos no ha logrado del todo la integración de los campesinos al comercio nacional e internacional. Y el acceso a los avances tecnológicos no han significado la consolidación de la industria nacional, ni el fortalecimiento de nuestro campo, por el contrario, ambos sectores se ven desplazados por las grandes trasnacionales.
Los mexicanos debemos seguir esforzándonos pero no por separado, con altura de miras. Las diferente agrupaciones políticas nacionales requerimos sumar nuestros potenciales sociales e intelectuales, nuestros talentos y visiones, nuestros valores e ideales. Porque todo grupo parlamentario, todo partido y todo poder del Estado poseen activos que sin lugar a duda significan elementos de gran valía para el desarrollo de México.
Por ello, a nombre del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, hago votos porque ese arcángel de la paz, cantado en nuestro himno, nos acompañe en este momento y siempre para que el diálogo serio y respetuoso, conduzca al país por el sendero del progreso y la justicia que anhelaron nuestros héroes patrios y demandan actuales generaciones mexicanas.
Muchas gracias.
El Presidente Francisco Arroyo Vieyra: Muchas gracias don Filemón Arcos Paredes.
Señoras y señores legisladores; alumnos de las escuelas que nos honran hoy con su presencia; señoras y señores:
La música es un puente entre el misterio y el gozo. Es sonido y silencio armónico. Es creación plasmada pentagramáticamente. Son octavas tonales acompasadas en el tiempo. Es creación e ingenio. Es sensibilidad que en el caso de uno de los símbolos patrios evoca la fibra más íntima de nuestro ser nacional.
Esta presidencia reivindica memora y celebra esta fecha en la que se honra solemnemente el 150 Aniversario del Canto Patrio. Su hermosa letra y los acordes marciales evocan uno de los símbolos más preciados de nuestros ser nacional.
Pocos lugares más adecuados para hacer su remembranza y para transformar esta remembranza en compromiso, que la Cámara de Diputados, depositaria junto con el Senado de la República, de la soberanía y representación popular.
Así, desde la que todos respetamos como la tribuna más alta de la Nación, rendimos homenaje a lo que nuestro Himno expresa y consagra que es la Patria. La Patria sí, hecha voz y canto que cada mexicano convertida en coro sintoniza y funde voluntades. Traducida en estrofas que se transforman en juramento de identidad y lealtad con la Nación. Eso es nuestro Himno y por ello es el más íntimo y emocionante de los símbolos de México.
Homenaje preclaro a sus autores don Francisco González Bocanegra y don Jaime Nuno, quienes al amparo de la convocatoria de don Miguel Lerdo de Tejada, obsequiaron el deseo de que hubiese un canto verdaderamente patriótico que se ha establecido como tal a lo largo del México Independiente.
El Himno Nacional Mexicano, ha tomado carta de identidad no sólo por el mandato legal que su contenido y uso norma, sino por las estrofas y acordes que con respeto escuchamos y entonamos como una muestra de unidad y congruencia de nuestra alma mexicana.
El Himno une en una sola alma la esencia nacional. Nos enorgullece y provoca en los mexicanos el timbre de nuestra esencia independiente. Antes Patria que inermes tus hijos bajo el yugo su cuello dobleguen. Tus campiñas con sangre se rieguen. Sobre la sangre se estampe su pie y tus templos palacios y torres se derrumben con hórrido estruendo y sus ruinas existan diciendo "de mil héroes la patria aquí fue".
Esta composición poética en loor a los héroes cuyo valor salta a la victoria de la patria jubilosa, memorable y entusiasta, es emblema de nuestra colectividad que identifica y une entre sí a quienes como propia la aceptamos y respetamos como uno de los símbolos de esta patria nuestra, de esta generosa "patria querida que el cielo, un soldado en cada hijo te dio".
Se ruega a los presentes ponerse de pie para entonar, en su 150 Aniversario, nuestro glorioso Himno Nacional Mexicano.
(ENTONACION DEL HIMNO NACIONAL MEXICANO)
Se levanta la sesión solemne (11.18 horas) y se ruega a los ciudadanos y ciudadanas diputados y diputadas, permanecer en sus lugares para iniciar la sesión ordinaria.