En atención a las facultades que nos confiere el artículo 71 fracción II de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, los diputados firmantes de la fracción parlamentaria del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, presentamos esta iniciativa de ley, para su estudio y aprobación en su caso, consistente en dictar decreto constitucional, que conduzca a fortalecer la economía nacional, sin seguir dependiendo de los créditos del exterior, para irnos liberando de las ataduras de Estados Unidos de América, impuestas a través del Fondo Monetario Internacional; por tal efecto, esta iniciativa se fundamenta en los siguientes
CONSIDERANDOS
Primero. Nos preocupa la situación crítica que sacude y debilita la economía nacional mexicana, y a quien más afecta es a la clase trabajadora.
Segundo. Por los efectos de la enorme deuda externa se ha acrecentado la crisis y la soberanía nacional. Se le tiene hipotecada a Estados Unidos de América, a través de los bancos acreedores manejados e instruidos por el Fondo Monetario Internacional.
Tercero. En el año de 1988, México tenía una deuda de más de 100 mil millones de dólares; por tal efecto, cada ciudadano incluyendo niños, debemos 1 mil 390 dólares, sin incluir los nuevos préstamos.
Cuarto. México es país sumamente rico, basado en sus recursos renovables y no renovables, y la pregunta es: ¿por qué estamos endeudados con los expansionistas norteamericanos?
Quinto. Pensamos sin temor a equivocarnos, que toda es culpa de la codicia y la explotación de los grupos financieros, llamados bancos estadounidenses, debido a que el vecino país insiste en saquear nuestras riquezas, ante la complicidad y tolerancia del gobierno mexicano y la dejadez del mismo pueblo.
Sexto. El nacimiento de la deuda del Tercer Mundo se localiza en el colonialismo, en el saqueo que nos han hecho desde que las grandes potencias vieron al resto del mundo como sus colonias; se inició el saqueo de las riquezas de los países pobres, o sea, ricos en materias primas, pero pobres en capital monetario.
Séptimo. ¿En qué consiste el saqueo? Las grandes empresas transnacionales se piratean alegremente el camarón y el atún, no pagan casi impuestos y al poco tiempo nos regresan esos productos ya enlatados a precios elevados, o sea, lo que les costó cinco pesos, regresan a 500 pesos; con los minerales es peor, se llevan el oro, plata, el hierro, cobre, estaño, azufre, manganeso, aluminio, cinc, petróleo, y los regresan en forma de automóviles de lujo a precios de lujo, o como maquinaria para la industria o incluso como armas para que nos matemos unos a otros, desde luego ahí está el secreto del robo, ellos fijan los precios, tanto de la venta como de la compra, incluyendo los salarios. Octavo. Desde hace siglos, el hombre inventó el dinero y los bancos, con el tiempo ha resultado que el dinero, los bancos y las grandes industrias son de los mismos dueños, recibiendo un solo nombre: Banca Internacional.
Noveno. El país que necesita comprar algo que produce el imperio estadounidense, tiene que adquirirlo con dinero que produce el mismo imperio: "dólares" y desde el momento en que los demás países compran en dólares empiezan a perder dinero, por que ellos no pueden fijar el precio, ni para comprar ni para vender; lo fijan los mismos que fabrican el dólar.
Décimo. Un ejemplo: la riqueza número uno de Bolivia es el estaño, producirlo le cuesta 14 dólares y eso pagando salarios débiles. Estados Unidos le paga a ese país únicamente cinco dólares la libra, ¿cuánto pierde el pueblo boliviano al vender su producto no renovable?
Lo mismo le pasa a México con las exportaciones de petróleo, algodón, plata, tomate, trigo, cobre, azúcar, exportaciones destinadas a captar divisas, ¿de qué le sirvió a México que se haya nacionalizado el petróleo y sus minas?, si no puede fijar los precios a sus productos, debe venderlos a como le conviene al comprador estadounidense.
Es un comercio de los más extraño, donde el que vende no puede fijar el precio de su mercancía, excepto si el que vende se llama Estados Unidos.
Decimoprimero. Nuestro desbalance comercial, la falta crónica de hospitales, la raquítica industria nacional, la inexistente democracia, la invencible corrupción, nuestro desastre educativo, los millones de braceros, los miles de desempleados, la consolidación de los latifundios simulados, la inflación galopante que el sector oficial dice que está desinflado; todo esto nos coloca en un país subdesarrollado, principalmente porque los gobiernos que nos han impuesto, han resultado ineptos, entreguistas, que no han sabido y no han podido sacarnos del subdesarrollo.
Decimosegundo. Cada vez que México considera necesario construir carreteras, presas, aumentar el crédito al sector rural, entre otras obras de interés público y social, tiene que depender del crédito de los bancos del vecino país, el negocio brillante de éstos es comprar dinero barato y venderlo caro. México tiene una deuda externa de más de 100 mil millones de dólares, por los que debe pagar al año 14 mil millones de intereses, que aumentan cuando los intereses aumentan, es decir, en ocho años, México va a pagar inocentemente lo mismo que le han prestado, más lo que le han prestado que debe seguir pagando.
México a costillas del sufrimiento del pueblo, del hambre y la miseria del mismo, apenas puede ir pagando los intereses. ¿Cómo se sigue pidiendo más dinero prestado, si la deuda sigue creciendo y en consecuencia los intereses? México está condenado a trabajar toda la vida, sólo para pagar los intereses sin obtener desarrollo, importándonos más pagar los intereses que la economía de nuestro país.
Decimotercero. El origen de la deuda está siempre en una política económica equivocada y entreguista; si se abren las puertas al capital extranjero, se está hundiendo la industria nacional, además saqueando la economía de México, por ejemplo: el Banco de México, informó al periódico El Sol de México, el 15 de abril de 1987, que las empresas transnacionales han enviado al exterior utilidades por un total de mil 69 millones 200 mil dólares, en tanto que los recursos invertidos en el país, apenas han sumado 632 millones 500 mil dólares. Las cifras proporcionadas por la institución revelan que esta tendencia observada en las empresas con capital extranjero se agudizó en el transcurso de los años 1987 y 1988, cuando la remisión de utilidades sumó 441 millones 900 mil dólares y la reinversión fue de 185 millones 400 mil dólares.
Así en el primer trimestre las ganancias enviadas al exterior sumaron 83 millones 500 mil dólares y las reinvertidas fueron por 44 millones de dólares en el segundo trimestre las utilidades remitidas al exterior fueron de 110 millones de dólares y las que permanecieron en el país para su reinversión fueron por 71 millones 400 mil dólares.
Las inversiones extranjeras, si bien dan trabajo a los nativos, descapitalizan al país al llevarse a sus respectivos países sus dólares de ganancia, y por esa regla general se dedican a elaborar productos de fácil venta, alimentos chatarra, cosas que no se necesitan, lujos innecesarios; las inversiones transnacionales no contribuyen al desarrollo del país, sino al propio de ellos. Si se abren las puertas a la competencia extranjera como ha ocurrido desde Miguel Alemán, se está arruinando a la industria nacional; debido a ello, se mantiene la necesidad de importar productos que cuestan cantidades fabulosas de dólares.
Decimocuarto. Nuestros últimos gobiernos han presumido de que México es un país que inspira confianza a la Banca Internacional, que no duda en prestarnos lo que queramos, claro, ¿cómo van a dudar en ganar dinero con los mexicanos?
Los primeros en beneficiarse con la deuda son siempre los que prestan el dinero, los segundos los que lo administran, funcionarios corruptos sacadólares terceros, la burguesía nacional dueña de industrias, comercios, hoteles, que especulan con ese dinero y que acaban sacándolo del país, agravando aún más la crisis, y al pueblo le toca pagar los intereses.
Un ejemplo: en el año de 1987 el gobierno mexicano tuvo necesariamente que comprometer al país, con el gobierno norteamericano, para recibir los nuevos créditos por 7 mil 700 millones de dólares, precisamente para ello el Secretario de Hacienda y Crédito Público, el 20 de marzo del mismo año, suscribió un paquete financiero con 434 bancos comerciales del mundo, representados por el copresidente del Comité Asesor de Bancos. El pueblo, hasta el momento ignora qué destino se le dio a ese dinero, pero sí está consciente la clase trabajadora, que ese préstamo y los habidos actualmente, es con el compromiso de que el Gobierno de Salinas de Gortari, entregue la economía nacional a la iniciativa privada y a las transnacionales; los hechos recientes demuestran la verdad de lo expuesto en este documento.
Los sacadólares están fortaleciendo la economía del imperio expansionista estadounidense, que nos está saqueando y haciendo crecer la deuda y los intereses, la inflación y la crisis interna del país, ¿por qué no se dio a conocer la lista de los sacadólares? Porque están incluidos políticos oficialistas, funcionarios, ex funcionarios, miembros prominentes del partido oficial.
Decimoquinto. La dizque Santa Madre Iglesia Católica, también forma parte del sistema capitalista e igual que el sistema, se beneficia con el actual estado de cosas y no le importa la injusticia en que está basado el susodicho sistema.
La otra gran beneficiadora de la inflación, de la crisis y de la deuda externa es la burguesía, porque los ricos ni sufren ni se abochornan, ni se acongojan, no les importa la desocupación, porque nunca trabajan, se benefician con los descalabros de la moneda nacional, porque tienen sus cuentas en dólares en los bancos del exterior, pero no obtenidos de su trabajo, sino de la explotación que hacen a los que trabajan; por ende, la inflación y las medidas de austeridad no les afectan.
Los empresarios nacionales, extranjeros, políticos oficialistas, les conviene que siga este estado de cosas, que la deuda siga creciendo, se sigan pagando intereses, se siga renegociando la deuda y pidiendo más préstamos y que el pueblo de siga apretando el cinturón.
Decimosexto. El gobierno dice, "debemos de pagar la deuda", pero no dice cómo; nosotros entendemos cómo: sacrificando a los que ya están acostumbrados a hacerlo, despidiendo trabajadores, recortando gastos sociales, aumentando la productividad con hambre, congelando salarios, aumentando precios, entregando las empresas paraestatales a la iniciativa privada y transnacionales, aun sabiendo que con éstas medidas sólo se obtendrá para malpagar los intereses. Además se está descapitalizando la economía nacional, para fortalecer la de los grupos que siempre han hambreado y explotado al pueblo.
En suma, el gobierno mexicano está dispuesto a obedecer al Fondo Monetario Internacional, seguir el plan de gobierno que nos ha impuesto ese organismo capitalista, con tal de seguir recibiendo más préstamos para pagar otros. No es muy agradable matarse trabajando, sin ver el fruto de su trabajo, ni estarse sacrificando para sostener un sistema que finalmente sólo beneficia a unos cuantos y no precisamente a los que se están sacrificando.
Decimoséptimo. La inflación que el gobierno no ha podido controlar por la voracidad de los comerciantes, ha traído consigo más desempleo, por la baja del peso, cierre de empresas, recortes presupuestales, despidos, fugas de capitales, baja en el poder adquisitivo del salario.
Ni la Organización de las Naciones Unidas ni los organismos internacionales, han podido parar la crisis que azota a los pueblos de América Latina, por la voracidad capitalista interna y externa.
Decimoctavo. Hoy México debe retomar la bandera del gran indio oaxaqueño Benito Juárez, que un 29 de mayo de 1861, decretó una moratoria a la deuda externa que México tenía con Londres. Seis semanas después, el 17 de julio de ese mismo año, mediante un segundo decreto suspendió los pagos de las llamadas convenciones con Inglaterra, España y Francia, exclamando aquel histórico 29 de mayo de 1861: "...hemos adoptado la medida y estamos resueltos a llevarla a efecto afrontándola con ánimo firme los riesgos y peligros que puedan sobrevenir, que siempre serán menos desastrosos que el suicidio que de pronto nos amaga".
El dos de julio de 1986, en Hermosillo, Sonora, ante miles de ciudadanos, el entonces presidente de la República Miguel de la Madrid Hurtado, afirmó que: "...no había pagadores muertos ni clientes quebrados", y se comprometió ante la nación entera a limitar el pago al servicio de la deuda externa, a las capacidades reales de nuestra economía, una vez satisfechas las grandes demandas nacionales. La falta de cumplimiento de De la Madrid Hurtado, sumió a nuestra economía nacional en una profunda recesión económica y en un grave deterioro de la planta productiva nacional.
Una moratoria no consiste en negarse a pagar, sino en replantear las posibilidades de pago.
La actitud de Juárez ha sido calificada de irresponsable por el clero político y herederos del Partido Conservador, por los actuales entreguistas que datan del año de 1976 a la actualidad, mismos que tienen hipotecada la soberanía nacional de México, aun sabiendo que Juárez decidió suspender el pago de la deuda para fortalecer la economía de la nación.
Decimonoveno. México se encuentra ante una disyuntiva histórica: la de seguir sacrificando a la población y dejándola sin comer, para poder pagar mejor, o la de sacudirse el yugo colonial del imperialismo económico que representa la Banca Internacional y el Fondo Monetario Internacional, gobernándose a sí mismo, transitando de nuevo el camino de Morelos, Juárez y Cárdenas, conquistando la independencia y soberanía económica de nuestra nación.
Por tal efecto hay dos decisiones que el pueblo debe tomar, seguimos pagando intereses y nos doblegamos a las exigencias o no las pagamos y hacemos el país que queramos.
Nos gobernamos nosotros mismos o permitimos que lo haga el Fondo Monetario Internacional. El gobierno de nuestro país se ha supeditado a las propuestas del Fondo Monetario Internacional, según para salir de la crisis, disminuir inversiones, congelar salarios, liberar precios, liberar cambios, puerta abierta a la inversión extranjera.
Lo que México y el resto del mundo pobre deben exigir de Estados Unidos de América, es lo mismo que pidió Juárez: "el Respeto al derecho Ajeno es la Paz", y la posibilidad de seguir comiendo.
Es decir declarar la suspensión de pagos y exigir un trato más justo conforme a los derechos humanos.
Las dos terceras partes de la humanidad están sufriendo a causa de la injusticia de la actual política económica de los países ricos, manejados esencialmente por Estados Unidos de América.
Dijo Benito Juárez: "México no puede realizar la revolución administrativa que su situación exige, al mismo tiempo que establecer en su seno la paz y la seguridad públicas, y llevar sobre sus hombros el peso enorme de la deuda externa".
Por lo expuesto sustentamos y exponemos:
Primero. Que las actuales negociaciones con los bancos acreedores y el Fondo Monetario Internacional, en las que aparentemente hubo reducción de la deuda externa y se obtuvieron nuevos préstamos, es sólo un engranaje de palabrerío, para hacer creer al pueblo de México, que hubo manejos y arreglos para aliviar en parte la gran crisis que azota a nuestra debilitada economía, es falsedad manejada por acreedores y el gobierno mexicano, para obtener políticamente una paz superficial. Una deuda en que no se abona capital y se siguen obteniendo préstamos, forzosamente deben seguirse pagando los intereses e inflándose más la misma.
Segundo. Es importante precisar que la gran crisis económica que afronta México, es debido a las malas administraciones de los ex presidentes, con excepción del general Lázaro Cárdenas, debido a esa enfermedad, a esa locura de retirarse de la política, convertidos en grandes millonarios, se ha enraizado en virus de obtener préstamos; precisamente por eso consideramos importante transcribir el texto del número que publicó el periódico La Jornada, el día 22 de septiembre del año actual, por Paulina Fernández, titulado "Presente de un México sin futuro".
Ente los responsables de las finanzas, la programación o la hacienda pública, el discurso más socorrido para explicar el curso de la crisis económica en México, en América Latina o en cualquier parte del mundo, es el de las cifras impersonales, el de los índices, tasas, puntos, balanzas y otra serie de términos las más de la veces tan técnicos especializados, como incomprensibles e inútiles para conocer la realidad. Por su parte, voceros de muy diversa representación social han ido publicando poco a poco otro tipo de balances de la crisis, otra clase de saldos, otro modelo de estados de cuenta que no concluyen el día de su elaboración sino que, al contrario, muestran que quienes nunca han sido sujetos de crédito o los que ni siquiera podían solicitar en el pasado una hipoteca, tiene embargado su presente y desde ahora, el futuro de las nuevas generaciones.
Asimismo, mientras el gobierno planea el XI Censo General de Población y Vivienda 1990, para saber cuántos somos, cómo sobrevivimos, qué no comemos, y datos estadísticos semejantes, individuos o grupos de la sociedad se han adelantado, realizando estudios que corresponden a aspectos particulares de sectores sociales y áreas geográficas de características distintas, sin aparentemente otra relación entre sí que la de los estragos sociales de la situación económica en la muestra de población de que se ocupan. Según la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos, 25 de los 30 millones de habitantes del campo se encuentran en condiciones de miseria extrema, y las aproximadamente 750 mil mujeres que trabajan en el campo son sobreexplotadas por los patrones, remuneradas con salarios más bajos que los de los hombres y carecen de servicios sociales o prestaciones médicas. Datos del Centro Cívico de Solidaridad indican que 30 millones de mexicanos no han probado la carne, la leche ni el huevo, de donde se derivan 4 millones de deficientes mentales.
De acuerdo con información proporcionada conjuntamente por el Centro Mexicano para los Derechos de la Infancia, la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas, el Movimiento Mexicano de Solidaridad con los Niños y el Movimiento Bicicletero, 500 niños menores de cinco años de edad mueren cada día por enfermedades causadas por la desnutrición; 5 mil quedan dañados física y mentalmente en forma irreversible; también por desnutrición; 12 millones de menores de 18 años de edad viven en o de la calle, y 8 millones de menores trabajan en todo el país sin ninguna protección.
A la desnutrición por la miseria se agrega la contaminación como causa de enfermedades cerebrales, principalmente en personas sin recursos económicos y entre ellas, de manera creciente, la población infantil, como ha sido señalado por el jefe del Instituto de Ingeniería Ambiental de la Universidad Autónoma de Nuevo León a propósito de la ciudad de Monterrey.
En la Inglaterra de hace más de 100 años, las condiciones laborales y de salud de niños y mujeres obligaron al Estado a intervenir para proteger la existencia y reproducción de la fuerza de trabajo que los capitalistas individuales estaban irracionalmente liquidando en perjuicio de su propia conveniencia como empleadores. En el México de la modernidad, el deterioro económico y sus consecuencias sociales se han dejado llegar al punto en que los daños físicos y mentales de millones de mexicanos y, por supuesto, la muerte por desnutrición son irreversibles.
En la Inglaterra de mediados del siglo XIX se empezaron a limitar los excesos de los patrones sobre los niños mediante inspectores gubernamentales que se encargaban de verificar el cumplimiento de las leyes fabriles emitidas por el Parlamento; en el México de finales del Siglo XX, la situación ha llegado al extremo de que organismos como el Centro Mexicano para los Derechos de la Infancia, tengan que empezar por solicitar que se legisle sobre los derechos más elementales de la humanidad, como el de la alimentación, el derecho a la supervivencia y la oportunidad de nacer de una madre nutrida.
El problema del México de hoy es que los responsables de legislar y hacer respetar esos derechos, serían los mismos que han impulsado y defendido las políticas anticrisis que han minado las bases sociales del país; los mismos que se refieren a la crisis en cifras que suben o bajan, y que cuando hablan del "reinicio de la recuperación económica" se remiten a las autopistas, muelles, presas o aeropuertos, como pruebas contundentes de que la crisis se está dejando atrás, y se olvidan de que para una parte importante de la población no habrá "reinicio de recuperación" física o mental, y que todavía pueden ser más los millones de mexicanos dañados irreversiblemente, sin futuro, si no se rectifica el rumbo presente de la política económica y social del país".
Por lo anteriormente expuesto y fundado y con apoyo además con lo que establece el artículo 73, fracciones VIII y XXIII de la Constitución General de la República y 87 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos; proponemos a la elevada consideración de los ciudadanos diputados el presente
PROYECTO DE DECRETO QUE ADICIONA CON DIVERSAS DISPOSICIONES EL CÓDIGO FISCAL DE LA FEDERACIÓN PARA QUEDAR COMO SIGUE
Artículo 1o. Se dé amplias facultades al gobierno mexicano, para que acuñe las cantidades de dinero que sean necesarias para satisfacer el gasto interno del país, valuadas las cantidades en los recursos renovables y no renovables. Que se establezca el control de emisión de papel moneda mediante la Cámara de Diputados, quien deberá aprobar cada emisión y serie por mayoría simple, para satisfacer el gasto interno del país, valuadas en las riquezas renovables y no renovables del país.
Artículo 2o. Que las divisas que se obtengan de las exportaciones de materias primas se destinen a fortalecer la reserva internacional y la nacional.
Artículo 3o. Que se dé a conocer la lista de los sacadólares en la que se incluya a los ex presidentes de nuestra nación y que por su antipatriótica actitud se les expropien sus bienes raíces y fortunas que tengan en México. Se solicite a los bancos correspondientes del exterior la repatriación de los capitales fugados.
Artículo 4o. Que se suspenda y cancele el pago de los intereses de la deuda externa, durante 10 años, destinando dicho capital a establecer una estrategia crediticia y fiscal que estimule la especulación y las inversiones no prioritarias.
Artículo 5o. Que pasado el lapso de 10 años se inicien los pagos al capital de la deuda, en forma anual, en un plazo de 30 a 50 años devengando un interés del 2% anual.
Artículo 6o. Que para el fortalecimiento del gasto interno se decrete la aportación del 5% del sueldo que reciban desde el Presidente de la República, Secretarios de Estado, oficiales de alto grado del Ejército Nacional, subsecretarios, directores, subdirectores, Fuerza Aérea Mexicana y Armada Naval, gobernadores, legisladores locales, presidentes municipales, secretarios de dependencias estatales, diputados federales y senadores, esta operación se aplicará cada dos meses y será por un período de 10 años.
A los agricultores, industriales, comerciantes, ganaderos, hoteleros, restauranteros, se decrete que su aportación será de un 10% de sus utilidades cada dos meses.
Los burócratas ejidatarios y demás trabajadores, quedan excluidos de estas aportaciones, por ser los que más han sufrido las consecuencias de la deuda externa.
Artículo 7o. Que se investigue a cuánto asciende la cantidad de dinero fresco que se obtuvo de los préstamos realizados por los bancos acreedores y qué cantidad se ha pagado de intereses normales y moratorios a los mismos, con la finalidad de tener los elementos de juicio para defender la moratoria y nuestra economía.
Artículo 8o. Que la economía nacional jamás vuelva a depender de préstamos del exterior; la clase trabajadora y pueblo en general, será el ejemplo, pilar y fuerza impulsiva que dará trascendencia y grandeza a la misma.
TRANSITORIOS
Único. El presente decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la Federación.
Atentamente.- Palacio Legislativo a 11 de diciembre de 1989.- Diputados: Luis Gambino Heredia, Marco Antonio Castellanos López, Oscar Mauro Ramírez Ayala, Alberto Pérez Fontecha, Juan Jaime Hernández, Jesús González Bastién, Manuel Patricio Estévez Nenninger, Pablo Ávalos Castro, Ramón Garza Rodríguez, Francisco Castañeda Ortíz, Rafael Yudico Colín, Erasmo López Villarreal, Alberto Bernal González, Humberto Esqueda Negrete, Lorenzo Treviño Santos, Horacio Treviño Valdez, David Ramírez Márquez, Gilberto Ortíz Medina, María Teresa Dorantes Jaramillo y J. Lorenzo Ruiz Gómez.
Turnada a la Comisión de Hacienda y Crédito Público.