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Que reforma el artículo 4º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para que se reconozcan las medicinas tradicionales, presentada por el diputado Mario Rojas Alba, del grupo parlamentario del PRD, en la sesión del martes 4 de diciembre de 1990

Proyecto de reforma constitucional para el reconocimiento de las medicinas tradicionales

1o. Introducción

El Estado mexicano presenta hoy una profunda crisis política, social y económica. El modelo de desarrollo económico adoptado dentro del marco del capitalismo monopolista de Estado, ha dejado de manifiesto su incapacidad para conducir al pueblo mexicano al progreso y bienestar social tan pregonado por la clase en el poder. De paso, también descubrió con toda claridad la enorme dependencia del imperialismo y la amplia vulnerabilidad del modelo de desarrollo económico del país.

El pago del servicio de la deuda externa absorbe la mitad del presupuesto del país. La crisis y dependencia alimentaria, el hambre, la desnutrición, el desempleo, la contaminación ambiental, y muchos otros problemas, representan el enorme costo que los mexicanos estamos pagando, debido a la necesidad de adoptar modelos extranjeros de desarrollo que contradicen nuestras raíces culturales y expolian la naturaleza en aras de un paraíso de progreso, conduciendo a la sociedad "civilizada" por un camino de degradación de la vida.

Como producto del sistema social mexicano, surge el modelo de salud, éste es pues un reflejo nítido de los intereses de la clase en el poder. Los programas de educación para la formalización de los cuadros profesionales del sector, la ciencia y la tecnología, así como la industria y el comercio de medicamentos y de equipo médico, todos responden a la generación de plusvalía como centro fundamental de motivación y desarrollo. Un buen número de prácticas populares y tradicionales de salud han sido marginadas y hasta combatidas por la medicina dominante, no por su inoperatividad o ineficiencia, más bien por no adaptarse a los intereses económicos de los monopolios.

Los modelos de atención y la práctica de la medicina son producto del sistema social en un momento dado, es así que la medicina cambia de un momento histórico a otro, la condicionante es la lucha de clases y el estado de desarrollo de las fuerzas productivas en el tiempo.

En la historia de México se han presentado diferentes formas de organización y producción, en la época precuauhtémica en mesoamérica existieron una gran variedad e formas de organización social, que más que formas, diríamos diferentes matices de una forma general de organización, los historiadores desde su conceptualización e ideología occidental no terminan de ponerse de acuerdo en la caracterización de las sociedades mesoamericanas; teocracias, estados guerreros, feudalismo, feudalismo tributario, (como quieren etiquetar a la confederación mexicana) y muchas otras más.

Las sociedades mesoamericanas desarrollaron una medicina acorde tanto a la forma de producción como a su propia cosmovisión. El nombre es una parte más del universo, la interrelación e interdependencia es general, todo o que ocurre en el universo repercute en el hombre, todo lo que hace el hombre afecta en alguna forma al universo. Al respecto de la naturaleza, el hombre es hijo de la tierra y ésta es su madre, la dadora de vida, la que nos da el sustento, a la tierra no se le compra ni se le vende, mucho menos se le explota, como tampoco se hace eso con nuestra madre (Tonantzin). Esa misma concepción del universo y de la vida se trasladaba al campo de la medicina. La forma de producción mesoamericana facilitaba una estrecha relación del hombre con la naturaleza, un amplio conocimiento de sus leyes y principios adquiridos por la experiencia directa, junto a su cosmovisión, dotaron al hombre mesoamericano de toda una fundamentación teórica - práctica de su sofisticado sistema médico.

Con la conquista, la medicina española se impone sobre la mexicana, no sin antes sufrir una fuerte influencia que con el tiempo origina verdaderamente una nueva medicina. En efecto, la medicina española, con todo su contenido hipocrático, galénico, y avicénico (o más bien helénico, romano y árabe) se introduce a la nueva España y se amalgama con la medicina mesoamericana. El modelo médico de la colonia se fundamenta en el altruismo y humanismo cristiano, los servicios sanitarios son muy limitados y deficientes, algunas experiencias son excepcionalmente interesantes, tal es el caso de los "hospitales pueblo" impulsados por Don Vasco de Quiroga que manifiestan una avanzada tendencia socializante y anarquista con un sabor moderno de autogestión popular de la salud.

El altruismo cristiano se conserva hasta bien entrado el Siglo XIX, ya como país independiente y en formación de su identidad nacional. En lo económico México era un país eminentemente agrario, en lo ideológico la influencia del liberalismo jacobino era muy importante, es en esta etapa en que se vislumbra un estado moderno y el nacimiento de la medicina asistencial. La atención de la salud ya no es para el estado una cuestión de altruismo o de dádiva social es más bien un problema de justicia social.

A partir de la conquista, durante la colonia y en el México Independiente, la concepción autóctona del hombre como parte de un todo universal pierde fuerza y casi desaparece, para dar cabida a la concepción del "hombre conquistador", del hombre que domina los elementos, del que sojuzga la naturaleza y se considera así mismo dueño del universo. El hombre ya no es en este sentido el hijo de la tierra, sino dueño de la misma, así se establece en México el dominio de la propiedad privada. La ideología judeo - cristiana coloca al hombre en el centro del universo y por ante Dios le da potestad sobre el mismo, en ese mismo sentido el pago crece al mismo ritmo de que la propiedad y el monopolio.

Con Juárez nace la medicina liberal moderna y las bases del sistema asistencial en México, paralelamente se crean los cimientos de la industria farmacéutica y de equipo médico. La estructura y superestructura del país se orienta desde entonces por una ruta de supuesta modernidad, pero opuesta a la vía holística del antiguo modelo mesoamericano. En el aspecto tecnológico e industrial, en la segunda mitad del Siglo XIX la producción de medicamentos, equipo y práctica médica, tienen un carácter artesanal, a principios del Siglo XX esos mismos aspectos adoptan al igual que toda la producción, una creciente tecnificación y desarrollo comercial, la práctica se deshumaniza, se sectariza y el médico tiene a la superespecialización.

La revolución de 1910 y las luchas sindicales del incipiente proletario nacional, hacen posible el establecimiento del actual sistema asistencial y de salud. Sin que desaparezca el sistema privado de salud, el Estado mexicano ha venido desarrollando un sistema de salud y seguridad social de gran importancia. Por varias décadas (sobre todo desde los cuarentas) el gobierno estableció un modelo de "Estado benefactor", modelo que logra cumplir en buena parte los objetivos para los que fue creado, y que entre otras cosas perseguía la mediatización del movimiento obrero. La mejor etapa del "Estado benefactor" se logra en la misma medida en que la petrolización de la economía y el crecimiento de la producción de los sectores primario y secundario se dan. En el momento de la caída de los precios del petróleo, el agobio de la deuda externa, la penetración de los monopolios, la enorme fuga de capitales, y la crisis agrícola, disminuyeron radicalmente los recursos disponibles para los servicios en general y en particular al sector salud del modelo de "Estado benefactor".

La profundización de la crisis en los ochenta, primero Salinas en la Secretaría de Programación y Presupuesto, y actualmente como responsable del despacho de la Presidencia Nacional, influye determinantemente en el establecimientos del modelo económico neoliberal, "en el octavo año de gobierno de Salinas", se impuso ya un programa de austeridad y reprivatización del sector salud.

Todo parece indicar que la crisis del modelo benefactor, no encontrará solución con el neoliberal y reprivatizador. En efecto la crisis del sector salud, al igual que todos, es de carácter estructural y superestructural. Junto a la reducción del gasto de salud. el incremento de las cargas de trabajo y la reducción del salario real de los trabajadores de la salud, amen del desempleo, del creciente gasto en medicamentos del sector social, de la carencia de materiales, equipo e instalaciones insuficientes, además de todos los problemas estructurales, la crisis trasciende esos marcos para pasar a la superestructura con la deshumanización, la burocracia, la tendencia creciente a la superespecialización, la dependencia científico - tecnológica, la yatrogénesis y los nuevos problemas de ontológicos de la práctica de la medicina, hacen necesaria la búsqueda de alternativas revolucionarias y democráticas a la crisis.

En la actualidad se cuenta con una amplia experiencia de rescate de la medicina tradicional y su ampliación en la atención de la salud en México y en el Mundo. La Organización Mundial de la Salud ha tenido que reconocer la importancia de la medicina tradicional como un elemento indispensable a considerar si se quiere lograr la meta de "salud para todos en el año 2000". En varios países se ha legislado al respecto y su inclusión en su sistema de salud se encuentra aportando su mejor esfuerzo y en algunas experiencias ha manifestado su eficiencia y utilidad desde diferentes puntos de vista. China, India, Nigeria, Bolivia y Guatemala, por decir algunos, cuentan ya con importantes avances legislativos y de participación de la medicina tradicional en los sistemas de atención para la salud.

En México, la investigación de los sistemas médicos de la numerosas nacionalidades fue en su inicio fundamentalmente antropológica, abundantes y bien fundamentados estudios de antropología abrieron la conciencia y el interés de los académicos en la medicina tradicional. Inicialmente se estudiaba con un sentido culturalista, etnohistórico y a veces empapado de un indigenismo académico entusiasmado en el rescate y defensa de las culturas de las etnias sobrevivientes. En las obras se deja sentir con fuerza la influencia de los perjuicios de la ideología occidental en el análisis de los sistemas médicos indígenas. De cualquier manera el balance es positivo, y es justo reconocer que los antropólogos en su trabajo logran interesar a la sociedad en un proceso de descubrimiento de la medicina tradicional, en su existencia y en la importancia de su defensa y rescate. Posteriormente los biólogos se interesan en la etnobotánica y los farmacólogos en la Fitoquímica y finalmente los médicos en las plantas medicinales y la antropología médica y otras terapias alternativas de origen popular. Hoy México cuenta con un número importante de investigadores y académicos trabajando en los diferentes sistemas de la medicina tradicional.

En el campo de la práctica de la medicina tradicional, México ha tenido desde siempre numerosos y ampliamente difundidos curanderos en sus diferentes especialidades (yerbateros, sobadores, limpiadores, parteras, y muchos otros). La medicina como parte de la vida y la cultura de los pueblos, tiene un carácter dinámico y en permanente cambio, es así que los médicos indígenas incorporan desde los primeros años de la colonia diferentes métodos y conceptos médicos españoles. La evolución y cambio se mantiene hasta la fecha y seguirá por siempre. La medicina natural se practica ya en la segunda mitad del Siglo XIX y su corriente hoy se fortalece con sus numerosas tendencias hipocráticas y neonaturistas. La homeopatía se practica en el país cuando menos desde el gobierno de don Benito Juárez, es ampliamente practicada al principio del siglo al grado que incluso el Presidente Francisco I. Madero fue ferviente usuario de esa medicina, y el Presidente lázaro Cárdenas durante su gobierno fundó posteriormente la Escuela de Medicina Homeopática del Instituto Politécnico Nacional, a la fecha a pesar de las enormes dificultades que afrontan los centros de educación homeopática, ese sistema médico se practica ampliamente en todo el país. La acupuntura se practica desde la tercera década del Siglo XX, se mantiene desde entonces como una práctica rarísima hasta los sesentas en que inicia una amplia difusión en México, lo mismo se puede decir del Yoga, de la medicina ayuvédica y de muchas otras corrientes de medicina.

Sociedades civiles, academias, escuelas, asociaciones y grupos de trabajo en medicina tradicional han aparecido por todo el país, nos encontramos frente a un renacimiento amplio de estas prácticas médicas. La experiencia es mucho más amplia que la investigación científica realizada a la fecha. Junto al renacimiento de la medicina tradicional, el fenómeno de la autogestión popular de la salud es también una tendencia el incremento, el movimiento de los alcohólicos anónimos, de los neuróticos y fumadores entre otros, han dado muestra fehaciente de la enorme capacidad del pueblo para atender sus propios problemas de salud sin la intervención de los especialistas de la academia médica.

Ambos fenómenos; el renacimiento de la medicina tradicional y la autogestión popular de la salud, son sintomáticos, en gran parte, de una reacción crítica del pueblo al sistema médico y a la sociedad consumista moderna. Para algunos es conocido que en las épocas más críticas del capitalismo, los pueblos de tecnologías más sencillas como las etnias mexicanas, regresan por sus fueros e intentan retomar sus formas de vida tradicional que ante su experiencia milenaria les sigue asegurando una alternativa de supervivencia. No se debe considerar un retroceso la búsqueda de alternativas en la experiencia del pasado. La cautela con que las etnias incorporan a su vida los diferentes elementos "modernos", no debe considerarse como una actitud conservadora y contrarrevolucionaria, es a fin de cuentas una muestra de la sabiduría tradicional que primero quiere observar el tiempo razonable y a veces experimentar con su propio método todo lo "moderno" antes de incorporarlo en su cultura y forma de vida. En este orden de ideas, es también importante definir una posición ante la empiria del conocimiento popular y el método científico de la academia. La clase en el poder ha establecido una ideología dominante en la sociedad, así de la misma manera en que los conquistadores y sacerdotes españoles imponen su ideología a los pueblos conquistados, en la misma forma hoy los poderosos imponen la ideología que les permita mantener el estado de explotación y de dominio. Para el conquistador no había nada mejor que su ideología y religión y sospecharía todo lo indígena, de la misma manera hoy la única verdad es la de la ciencia y la academia, el conocimiento popular para ser verdad tiene que ser aprobado por la ciencia.

En la sociedad jerárquica y piramidal como la capitalista, el conocimiento "científico" se encuentra en vértice de la pirámide y el conocimiento popular en la base. Los grupos más sectarios de académicos se han transformado sacerdotes de la verdad y del conocimiento, y desde el momento en que consideran al método científico como casi único y exclusivo camino a la verdad, se establece una disociación entre lo académico y lo popular, en donde el primero tiene una jerarquía que le permite decir, qué es verdad o falso en el conocimiento popular. Debe adoptarse mejor una concepción dialéctrica e histórica propia del conocimiento, sin aceptar jerarquías, empiria y ciencia son formas de conocimiento interdependientes y dinámicos, tienen una relación igualitaria de tipo global más que vertical, "no hay conocimiento científico sin el empírico" y viceversa, el empírico se está permanentemente transformando en ciencia y la ciencia en empiria, "no existe una línea divisoria entre empiria y ciencia". El conocimiento científico tiene su método, y el empírico también, ambos métodos tienen las mismas posibilidades de conducir a la verdad o a su negación, ambos son falibles e infalibles, y no por ser diferentes metodologías hay superioridad de una sobre la otra.

Rescatar la medicina tradicional y darle su lugar en la sociedad actual, es reinvindicar el conocimiento popular tradicional. El conocimiento es un complejo y contradictorio proceso de captación cada vez más exacto de la esencia de los objetos y de los fenómenos. Es un fenómeno de eterno movimiento que genera contradicciones y soluciones a las mismas en el tiempo y el espacio. En este sentido el rescate y utilización actual de la medicina tradicional, no es una propuesta romántica de regreso al pasado, es más bien un intento de recuperación del conocimiento pasado como parte de la solución de la contradicción que generó el proceso de marginación capitalista de un conjunto de terapias tradicionales eficientes pero con dificultades de adaptación a los intereses del capital. Se trata de aprovechar el pasado hoy y proyectar en base a toda esa experiencia un futuro mejor.

El uso de la medicina tradicional conlleva la adaptación de la prácticas tradicionales con su vestidura ideológica, con su concepción filosófica del mundo y de la vida, esencialmente con su sentido integrador, natural y holístico. La esencia ideológica de la medicina tradicional es una clara alternativa a la burocratización, deshumanización y superespecialización del actual sistema médico.

2o. Propuesta de legislación

La "Declaración de Oaxtepec", sobre "Medicina Indígena", hecha el 6 de diciembre de 1989, con la participación de más de 200 médicos indígenas provenientes de muy diversos puntos del país y hablantes de 39 lenguas distintas, piden el reconocimiento constitucional del ejercicio de la medicina indígena. En el mismo sentido se realizó la "Declaración de Atotonilco" el 15 de septiembre de 1990, firmada por más de 800 asistentes a la VI Fiesta de la Planta Medicinal. Anteriormente en la fundación del Instituto Mexicano de Medicinas Tradicionales "Tlahuilli" A.C., se planteaba la necesidad de incluir la medicina tradicional en el sistema médico nacional ya en 1983, lo mismo proponían un grupo de estudiantes de medicina en la Universidad del Estado de México en 1975. La propuesta para el reconocimiento oficial de la medicina tradicional en la sociedad mexicana no es una idea nueva. En los primero años de la colonia española, y en la conquista, Hernán Cortés en sus Cartas de Relación, reconocían la eficiencia de los médicos indígenas y sugería al Emperador de España, Carlos V, que no enviara médicos hispanos por no ser necesario. Francisco Javier Clavijero sugería también el mejor aprovechamiento de los recursos humanos y naturales mexicanos para la salud. En realidad, el positivismo científico del presente siglo, ha funcionado con mayor eficiencia que la Santa Inquisición, para marginar y perseguir la cultura e ideología médica de los indios. En "santa cruzada por la verdad científica" se ha proscrito la práctica de la medicina tradicional. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos debiera reconocer la existencia de los indios y de sus prácticas médicas.

A partir del reconocimiento constitucional de la medicina tradicional, debe abrirse el debate nacional para la legislación respectiva en la ley reglamentaria. En efecto, la Ley de Salud tendría que modificarse y adicionarse en lo conducente. Algunas de las propuestas a debatir serían:

La institualización constitucional del Consejo Mexicano de Medicinas Tradicionales y Alternativas, ya sea como organismos regulados de la práctica, investigación, y educación de la medicina tradicional autónoma a la Secretaría de Salud o como parte de la misma. Legislar las atribuciones y relaciones del Consejo Mexicanos de Medicinas Tradicionales y Alternativas con la Secretaría de Educación Pública, instituto Mexicano del Seguro Social, Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado, Universidades, Secretaría de Comercio, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, y otras.

La investigación y educación debida de realizarse en el campo de la herbolaria, etnobotánica, homeopatía, medicina indígena, temazcalli, reflexoterapia, antropología médica, farmacia galénica, naturismo y otras.

La educación sería de carácter formal y no formal y en muchos sentidos intentaría rescatar las formas tradicionales de educación. La educación popular y no formal se proporcionaría por los curanderos y practicantes de terapias alternativas e investigadores con capacidad didáctica, en algunos casos los estudiantes acudirían hasta el domicilio del curandero o practicante.

Se impulsarían formas participativas y sensitivas de la enseñanza, tales como la investigación etnobotánica participativa en el medio natural, el conocimiento y uso de las plantas medicinales por el sabor, el olor y características objetivas de carácter visual. Los hueseros, sobadores, refleterapeutas y acupunturistas, deberían especial atención al desarrollo de la sensibilidad táctil y otros sentidos necesarios para la buena aplicación del método terapéutico respectivo.

El desarrollo de los sentidos más que la utilización de instrumentos sería la prioridad en la enseñanza de la medicina tradicional. La educación sería a todos los niveles: desde la educación preescolar, escolar, media, superior y de posgrado. La educación no formal se daría a las personas interesadas, sin importar edad, condición social, ni grado de estudio.

La educación formal se impartiría a través de convenios educativos con la Secretaría de Educación Pública, Universidades, Intitular, Secretaría de Salud y en los centros propios del Consejo Mexicano de Medicinas Tradicionales y Alternativas. En la primaria y secundaria debiera iniciarse el estudio de las plantas medicinales, del uso del agua y sol como elementos de salud, así como la educación dietética tradicional (alimentos fríos y calientes), reiterando la importancia del desarrollo de los sentidos. El Yoga también debiera impulsarse al igual que el Tai - Chi en las escuelas primarias y secundarias, como parte de su educación física y mental. La educación continuaría en los niveles medio superior.

En las escuelas de enfermería se incluirían las materias de naturismo, herbolaria, helioterapia, reflexoterapia, antropología médica, masaje, y otras materias. Deberían formarse enfermedades especializadas en medicina tradicional, y lo mismo debería ocurrir en las facultades de medicina, odontología y veterinaria. El Consejo Mexicano de Medicinas Tradicionales y Alternativas formaría promotores populares, técnicos, enfermeras especializadas, y médicos especialistas en medicinas tradicionales y alternativas.

El Consejo Mexicano de Medicinas Tradicionales y Alternativas con la participación y respeto de la comunidad y su cultura, reglamentaría el reconocimiento oficial de los médico indígenas: de los acupunturistas, sobadores, yerbateros, naturistas y otros terapeutas populares, en acuerdo con la Secretaría de Educación Pública y el Registro Nacional de Profesiones que se adaptaría a la nueva legislación.

Se propone que las diferentes especialidades de la medicina tradicional sean incluidas en los servicios del Instituto Mexicano del Seguro Social, Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado, Secretaría de Salud y Desarrollo Integral de la Familia, además de la inclusión en las clínicas y hospitales de consultorios y farmacias de medicina tradicional, el Consejo Mexicano de Medicinas Tradicionales y Alternativas impulsaría el establecimiento de clínicas y hospitales especializados en medicina tradicional, por ejemplo, clínicas de campo con atención especializada en curación con aguas termales helioterapia, hidroterapia. Hospitales de montaña o a la orilla de la playa marina con atención naturista especializada. El Consejo mexicano de Medicinas Tradicionales y Alternativas impulsaría que las instituciones de salud den prioridad en atención a las comunidades marginadas y a las etnias, las cuales tienen derecho a recibir el mejor servicio médico, acorde con su cultura y recursos naturales. Las instituciones de salud deberían apoyarse más en los curanderos locales y en el envío de médicos con conocimientos de medicina tradicional a las clínicas de las comunidades rurales. El diseño arquitectónico de las mismas clínicas debería estar acorde a las necesidades de la medicina tradicional y de las características ecológicas - culturales de construcción de cada lugar.

Sobre la producción y comercio. El Consejo Mexicano de Medicinas Tradicionales y Alternativas establecería sociedades y empresas cooperativas para la producción de medicamentos, materiales y equipo médico utilizado en la medicina tradicional. La producción sería inicialmente para abastecer la demanda en el sector social y posteriormente el mercado nacional a través de una empresa comercial propia para distribución y ventas. El objetivo es el desarrollo de una tecnología apropiada en el campo de la medicina tradicional que le permita al país reducir su dependencia del exterior, así como el fortalecimiento de un mercado interno y la generación de empleo para los mexicanos.

Propuesta de adicional tercer párrafo del artículo 4o., constitucional.

Toda persona tiene derecho a la protección de la salud. La medicina tradicional y científica participan en la atención médica y sanitaria. La ley definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de la salud y establecerá la concurrencia de la Federación y las entidades federativas en materia de salubridad general, conforme a lo que dispone la fracción XVI del artículo 73 de esta Constitución.

El resto del artículo queda igual.

Diputados: Mario Rojas Alba, Octavio Moreno Toscano, Gerardo Ávalos Lemus, Víctor Ávalos Limón, Rosalío Wences Reza, José Enríquez Rosado, Ignacio Castillo Mena, Salgado Macedonio Félix Isidro Aguilera Ortíz y Alejandro Martínez Camberos.

Presidencia del diputado Jaime Rodríguez Inurrigarro

(Turnada a la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales. Diciembre 4 de 1990.)