Proyecto de modificación a la Ley General de Salud, al Reglamento de Control Sanitario de la Publicidad y a la Ley Federal de Radio y Televisión
Se presenta un análisis económico y social de la publicidad de alimentos "chatarra", de las bebidas alcohólicas y del tabaco, con su impacto negativo en la salud pública.
Se estudian las deficiencias en la legislación actual y se proponen las modificaciones necesarias para mejorar la salud y proteger el bienestar social dentro de la Ley General de Salud, del Reglamento de Control Sanitario de la Publicidad y de la Ley Federal de Radio y Televisión.
1. Introducción
La sociedad mexicana presenta nuevos y enormes problemas de salud. El capitalismo monopolista de estado dependientes del imperialismo y el impulso de una política neoliberal que ha terminado de entregar la economía del país al extranjero y a la oligarquía nacional, han cambiado el rumbo democrático y popular de la revolución Mexicana, para dejar al país en la peor crisis económica y política de su historia. En el campo de la salud, la crisis ha producido un franco retroceso de las condiciones de salud y bienestar del pueblo. México tiene hoy 20 millones de adictos al tabaco. 18 millones de alcohólicos, el 95% de sus infantes padecen caries dental y el 35% de los mismos presentan daños psicosimáticos y alteraciones clínicas en su desarrollo a causa de la desnutrición. El sistema de injusticia social y en buena parte la engañosa e irracional publicidad de los alimentos "chatarra", de las bebidas y del tabaco, son algunos de los varios factores responsables de este panorama de enfermedades y miseria.
El Estado mexicano al permitir la amplia promoción del alcoholismo, del tabaquismo y del consumismo de alimentos "chatarra", manifiesta su carácter de clase, de un Estado en poder de la burguesía más reaccionaria, que más que promover la salud y la vida del pueblo, en la generaciones egoísta de la plusvalía como única motivación de los poderosos, promueve la enfermedad y la muerte.
La Ley General de Salud y su Reglamento de la Publicidad, manifiestan también las contradicciones de clase. ambas intentan conciliar los intereses de la burguesía en el poder, con los del pueblo trabajador. El espíritu de la ley y reglamento intentan proteger a un mismo tiempo, el derecho a la salud de los mexicanos, sin afectar el capital y las ganancias de quienes detentan los medios de producción.
La ley está de un positivismo y liberalismo humanista, como reflejo de la ideología dominante al interior del gremio médico y de los más destacados cuadros técnicos en salud del sistema. Partiendo de los intereses del pueblo mexicano, la ley de Salud adolece de grandes deficiencias y ambigüedades que obligarán a las fuerzas progresistas y democráticas, a proponer en su momento, una nueva ley que recupere para el Estado su carácter rector tanto de la economía, como del derecho a salud, Por ahora, los aspectos relacionados con el control de la publicidad negativa, presentan dos grandes obstáculos, por una parte las limitaciones intrínsecas de la ley misma como parte de su carácter liberal, que al defender en primer término, los intereses empresariales, le impide actuar con mayor eficiencia en defensa de la salud y el bienestar de las mayorías. En el otro aspecto, los bordes más filosos de la ley y que realmente pueden tener un impacto positivo para la salud, pero que hieren los intereses del capital. ésos no se aplican, ya sea por la incapacidad de fiscalización de las autoridades sanitarias o francamente por su corrupción y complicidad.
El presente proyecto de modificación a la Ley de Salud permite la tolerancia de los hábitos nocivos para la salud que derivan del consumismo de alimentos "chatarra", bebidas alcohólicas y del tabaco, como parte del respeto social a las libertades individuales. En otro sentido, establece con claridad y determinación, el derecho que tiene la sociedad para impedir la promoción masiva de hábitos y consumismos que dañan la salud pública y lesionan la vitalidad y el bienestar del pueblo. La publicidad tal como hoy ocurre, además de afectar negativamente la salude de la población, daña la economía y vulnera el futuro soberano de la nación. El fenómeno publicitario en la era de los "más - media". requiere de un estudio concienzudo y de la proyección de una propuesta alternativa en la perspectiva de un horizonte progresista y democrático para la salud.
La radio y televisión han sido poco aprovechadas por la sociedad para apoyar la educación y mejorar el bienestar y la salud del pueblo mexicano. El interés sanitario está fuera de los principios fundamentales de la Ley Federal de Radio y Televisión, que entre otras deficiencias, ha permitido la publicidad de diversos productos nocivos para la salud. Se intenta en la presente modificación, regular la publicidad anteponiendo siempre el interés de protección de la salud de la colectividad por sobre el lucrativo de la minoría empresarial.
2. La industria de los alimentos, las bebidas y el tabaco
Los empresarios de la publicidad justifican su actividad argumentando que la publicidad crea una reacción en cadena; apoya la producción, la creación de fuentes de trabajo y la posibilidad de avanzar hacia el desarrollo. Se puede compartir en parte esa afirmación, sin embargo, es necesario revisar más a fondo lo relacionado a la industria de los alimentos, las bebida y el tabaco, y posteriormente contestar la cuestión; ¿a quién verdaderamente beneficia la publicidad de alimentos, bebidas y tabaco?
En lo respectivo, los recursos económicos para financiar la publicidad, tiene su fuente en la industria alimenticia, de las bebidas y del tabaco (IABT en adelante). Atendiendo al valor del producto interno bruto (PIB) por actividad económica y a precios de 1970, la industria alimenticia, de las bebidas y del tabaco en 1978 tenía un valor de 43 mil 397.5 millones de pesos, el valor había aumentado en 1986 a 55 mil 525.0 millones de pesos(1).
El valor de la industria manufacturera se estancó al interior del valor del producto interno bruto total nacional, el peso de su valor se mantiene en un porcentaje promedio de 24% entre 1978 y 1987. Dentro de la industria manufacturera. La industria alimenticia, de las bebidas y el tabaco es uno de los pocos sectores que presenta un pequeño crecimiento en ese lapso de tiempo. El valor del producto interno bruto de la industria alimenticia de las bebidas y del tabaco es el 24% del valor del producto interno bruto total de la industria manufacturera y el 6% del valor del producto interno bruto nacional en 1978, es el 26.2% y el 6.3% respectivamente en 1986 (2).
En cuanto al personal ocupado en la industria alimenticia, de las bebidas y el tabaco en 1978 era de 124 mil 464 trabajadores, y en 1988 había aumentado moderadamente a 176 mil 547 trabajadores.
Dentro del producto interno bruto de la industria alimenticia, de las bebidas y del tabaco el mayor peso es holgadamente el de la alimenticia, y no solamente al interior de la industria alimenticia, de las bebidas y del tabaco, sino que la industria alimenticia por sí misma es una de las más importantes del país, contribuyendo con el 22% del producto del sector manufacturero y con fuertes encadenamientos hacia atrás y adelante y a que el 50% de la producción alimentaria pasa por alguna transformación industrial y genera una importante cantidad de empleos.
Desde fines del siglo pasado en que se inició la elaboración de alimentos y bebidas a nivel industrial, ha presentado un impulso de gran importancia para el resto de las actividades económicas. Dentro de la industria manufacturera, la elaboración de alimentos y bebidas genera el 17% del empleo y agrupa al 22% de los establecimientos. Vista de esta manera es la actividad manufacturera más grande del país (3).
La industria alimenticia exhibe una gran polaridad interna, que tiende a crecer a pasos acelerados, un reducido número de empresas de gran tamaño que representan apenas el 1% del total establecidas en el país, genera dos terceras partes del producto de la rama y emplea el 50% de la mano de obra del
(1). Miguel de la Madrid. VI informe de gobierno. Anexo estadístico. México, 1988.
(2). SPP. Escenario Económico de México. Perspectivas de desarrollo para ramas seleccionadas 1981-1985, México, 1981. Referencia del Cassio Luiselli Fernández, en: "México: la vía de la autosuficiencia alimentaria y la interacción con el Sistema Alimentario Norteamericano". Investigación Económico. No. 178, octubre - diciembre de 1986, pp. 31.101.
(3). Romualdo Sáinz - Trápaga Aja. "La Industria Productora de Alimentos y Bebidas en México". El Financiero. Miércoles 23 de agosto de 1989.
La penetración del capital transnacional es aceleradamente creciente y a pesar de que la capacidad instalada era aprovechada apenas en un 60% en 1981, el crecimiento de la industria alimenticia ha sido en los últimos 20 años desigual pero dinámico, en general se puede decir que el índice de productividad real (se obtiene de dividir el índice del valor real de la producción entre el índice de hora hombre trabajado en el mismo) de la alimentación es uno de los mejores en el país, considerando en 1970 en 100%, la fabricación de cerveza tuvo en 1978 una productividad de 173.16% y en 1988 fue de 152.84%. Otro ejemplo dentro de la industria alimenticia de las bebidas y del tabaco y con los mismos parámetros, la fabricación de cigarro tuvo en 1978 una productividad de 144.66% y en 1988 de 130.10%, también a pesar de algunos problemas económicos que presentó la industria tabacalera nacional en esa década.
Regresando a la industria alimenticia, el control de los monopolios de importantes sectores, afectan la economía ponen en peligro la independencia alimentaria, tal es el caso del poder monopólico del mercado de los derivados lácteos (97%), de los derivados del maíz (74%) y del café soluble en donde controlan producción y mercado en un 93% (5).
La lucha por el control de los mercados ha generado pugnas entre las empresas refresqueras, las industrias nacionales se han quejado de que las empresas extranjeras han socavado el mercado de refrescos, especialmente por las transnacionales Coca - Cola y Pepsi - Cola, han establecido una estrategia monopólica para desaparecer las embotelladoras nacionales, esas dos empresas controlan el 80% de la producción nacional de refrescos, equivalente en 1978 a 500 millones de cajas de refrescos. Las empresas extranjeras en su conjunto acaparan más de las tres cuartas partes del mercado; sólo la Coca Cola Export Corporation acapara para sí misma más del 42% de las ventas de refrescos.
Diferentes empresas nacionales no han logrado resistir la fuerte competencia de los monopolios, algunas se ha asociado con ellas tal es el caso de la Embotelladora de Refrescos
El Sol originalmente 100% nacional se asoció con la Seven Up de San Luis Missouri. El colmo de los males es el subsidio que el gobierno mexicano suministra a los monopolios refresqueros a través de los bajos costos del azúcar, en aras de preservar la fuente de trabajo para miles de mexicanos, el gobierno suministra el 60% de la producción azucarera nacional a las empresas refresqueras (6) aparte de la que se suministra a las panificadoras, dulceras y otras, a precios inferiores a los costos de producción al azúcar, a cambio, la industria alimentaria en general y la refresquera en particular venden sus productos a precios elevadísimos, esta deformidad económica está ocasionando la ruina de la agroindustria azucarera nacional y la miseria par los trabajadores cortadores de caña y ejidatarios productores cañeros. El subsidio ingresa directamente al caudal de capital que sale del país e impulsa el poder económico de los monopolios a grandes pasos, mientas que en 1944-1945 la participación del capital transnacional en la industria alimenticia era apenas del 2%, entre los años de 1976 y 1980, como ya mencionamos, ascendió al 80%. La industria refresquera tiene importantes interconexiones económicas con otras industrias, basta recordar que consume la mayor parte de los envases de vidrio que se producen en el país (7)
La industria galletera nacional viene también perdiendo espacio, ante el avance de los monopolios, actualmente los monopolios controlan el 25% de esa industria anteriormente mexicana. La mayor parte de los alimentos "chatarra" son producidos por la industria alimenticia transnacional: Wonder, Marinela, Bimbo, Kelloggs, Barcel, Sabritas, Hersheys, Adams, Canels, Nestlé, Cambells, Coca- Cola, Pepsi - Cola, Seven - Up, Squart y muchas otras.
La industria de bebidas alcohólicas ha desarrollado un alto grado de concentración de capital, el poderoso Grupo Monterrey, en sus orígenes establecieron la Cervecería Cuauhtémoc desde 1890, con el tiempo lograron establecer plantas cerveceras en todo el país y concentrando el capital en el Grupo Visa, ocupaban ya en 1976 el cuarto lugar en ventas y el valor de producción de la industria nacional (8). La Casa Pedro Domecq hace lo suyo en lo que corresponde a los vinos y la firma Sauza en lo relacionado al tequila.
(4). SPP. X Censo Industrial. México 1982 y SINE - SAM, "Encuesta de la Industria Alimentaria". Inédito. México 1982. Referencia de Cassio Luiselli Fernández. Op. Cit. p. 56.
(5) Cassio Luiselli Fernández. Op. Cit. p. 58.
(6) Gustavo Viniegra G. "El reto alimentario: ¿sabemos cómo afrontarlo? Cuadernos de Nutrición. Vol. 12/No. 1 enero - febrero de 1989. p.21.
(7) Romualdo Sáinz - Trapaga Aja. Op. Cit.
(8) Ortíz Pinchetti, Francisco: "Del echeverrismo surgió
todo poderoso el Grupo Monterrey". Proceso No. 78, 1978, p. 16.
Además del alto grado de concentración de capital en la industria de bebidas alcohólicas nacionales, la penetración del capital transnacional y el monto de la importaciones de firmas extranjeras es ya muy importante y en permanente crecimiento.
En lo que se refiere a la industria del tabaco, en 1978 existían 10 fábricas de cigarrillos con una producción de 200 millones de cajetillas mensuales, con un valor de 507 millones 650 mil pesos mensuales a precios de fábrica (sin impuesto), de ese dinero sólo destinaban 20 millones para los salarios y prestaciones de sus trabajadores (9). Siete empresas transnacionales del tabaco controlan los mercados y desplazan a la industria nacional, cuatro monopolios estadounidenses, dos británicas y una sudafricana constituyen un auténtico oligopolio que controla el mercado mundial del tabaco. Los países subdesarrollados sufren todas las consecuencias económicas y sociales del tabaquismo, bajo un sistema de explotación de la mano de obra y de sus mejores tierras de cultivo, los países pobres, producen la mayor parte del tabaco, lo exportan a los países ricos en donde los monopolios lo industrializan, lo hacen cigarrillo y los empaquetan para regresarlos a los países pobres para su consumo, ahora ya encarecidos. El 55% de la producción mundial del tabaco proviene de los países en desarrollo, sin embargo son los que menos exportan cigarrillos (10).
Las siete corporaciones a que nos referimos tienen ventas anuales por 32 millones de dólares y controlan el 55% de toda la producción de cigarrillos en el bloque occidental, el grupo constituido por: British American Tobacco e International Tobacco de la Gran Bretaña; R.J. Reynolds, Philip Morris, American Brands y Gulf and Western de los Estados Unidos y las Super, Rembrandt y Rothman Group de Sudáfrica. El 85% ó 90% de todas las hojas de tabaco que entran al mercado internacional bajo control directo o indirecto del oligopolio.
La competencia de los monopolios y la crisis económicos ha puesto en problemas a la industria del tabaco y como otra consecuencia de la caída del poder adquisitivo de la población, la industria en los primeros ocho meses de 1988 registró una contracción en el volumen de producción de 2.9% y las ventas se redujeron en un 20% en números redondos. En el caso de la cigarrera La Moderna es claro ejemplo de los problemas que viene afrontando la industria del tabaco desde hace tres años, sus tres plantas trabajaron al 60.3% en el año fiscal de 1988 las ventas de la empresa bajaron al 23.8% en términos reales (11).
3. Impuestos, publicidad y consumo
Dos de los más socorridos argumentos que el gobierno mexicano esgrime para justificar y tolerar la publicidad de los alimentos "chatarra", las bebidas y tabaco es de no querer poner en peligro la fuente de trabajo de miles de mexicanos, y se argumenta la importancia de los impuestos que se obtienen y su mentira, lo dominante es lo segundo. En efecto, el personal ocupado en la industria alimenticia, de bebidas y tabaco fue en 1988 según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática de 176 mil 547 trabajadores, reconociendo las intercomunicaciones entre la industria alimenticia, de las bebidas y del tabaco y sector primario de la economía, la industria, el comercio e incluso los servicios, no podemos menospreciar el peso y la importancia del número de trabajadores dentro de la PEA del sector y nacional. De cualquier manera su peso no es tan importante como lo quiere hacer creer el gobierno, el mismo Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática en 1988 nos orienta con la cifra de 7 millones 451 mil 113 empleados permanentes en los tres sectores nacionales, por lo que, guardando las consideraciones de interconexión con otros sectores, las industrias alimenticias de las bebidas y del tabaco ocupan a un sector de trabajadores relativamente pequeño.
En el mismo tenor se puede cuestionar la importancia del monto de la recaudación fiscal de las industrias alimenticias, de las bebidas y del tabaco. La recaudación de impuestos especiales en 1978 fue en los tabacos labrados de 6 mil 553 millones de pesos, por aguas envasadas 5 mil 251 millones, por cerveza 4 mil 685 millones y por alcohol 4 mil 266 millones; en 1987 los mismos impuestos fueron de: 520 mil 46 millones, 271 mil 76 millones; 239 mil 859 millones respectivamente. Por impuestos especiales se recaudó un total de 4 billones 887 mil 366 millones de peso s en 1987, también para comparar, el total de ingresos tributarios del gobierno federal fue de 20 billones 887 mil 674 millones de pesos en 1987. La suma de los impuestos en los cigarros, refrescos, cerveza y alcohol en 1987 es de 1 billón 243 mil 991 millones de pesos, esa cifra es relativamente pequeña en comparación al gasto total ejercido por el gobierno federal que es de 77 billones 754 mil 859 millones de pesos(12).
Los impuestos recaudados de la industria alimenticia, de las bebidas y el tabaco con mínimos en comparación con el gasto total del gobierno federal, sin embargo considerando que en 1987 el gasto por servicio de la deuda fue de 61 billones 172 mil 604 millones de pesos, es decir que el 58% de los gastos federales se destinan al servicio de la deuda, mientras que en salubridad y asistencia el gobierno gastó al mismo tiempo 737 mil 358 millones de pesos, apenas el 0.69% del gasto total ejercido en el sector público presupuestario.
En resumen, los impuestos que se obtienen de la industria alimenticia, de las bebidas y el tabaco son pequeños en comparación con el gasto total del gobierno, sin embargo, por sí mismos proporcionan recursos por un monto superior al gasto en salubridad y asistencia, lo que pone de manifiesto no la importancia de los impuestos de la industria alimenticia, de las bebidas y el tabaco, sino la enorme deformidad en una economía que destina el 60% al servicio de la deuda y apenas el 0.7% a la salubridad y asistencia nacional (1989).
La industria alimenticia, de la bebidas y el tabaco impulsa el consumo de sus productos a través de un amplio y complejo sistema publicitario. Se parte de principio de que: "la publicidad es directamente proporcional al consumo del producto que se promueve", las excepciones que conforman la regla, tienen como origen, la deficiente calidad técnica del mensaje y medio publicitario que se utiliza en la promoción. Es muy difícil poder cuantificar los gastos de la industria alimenticia, de las bebidas y el tabaco en publicidad, ya que las empresas se cuidan de no permitir la salida de información al respecto, los datos son considerados como secreto de empresa, de cualquier manera, los estudios, con sus deficiencias, no ilustran lo suficiente como para afirmar que los gastos publicitarios son cuantiosos, aunque variables de una empresa a otra, las cifras conservadoras oscilan entre el 15% y el 30% del costo del producto al consumidor.
De acuerdo con los cálculos realizados por el Departamento de Análisis sobre Comunicación del Instituto Nacional del Consumidor(INCO) durante 1987. "salieron al aire" 359 mil 508 anuncios comerciales en todos los canales de televisión tanto privados como del Estado. La cantidad es similar a la que se observó durante 1985 y 1986. El tiempo utilizado en 1987 fue de 10 millones 688 mil 508 segundos, equivalente a 123 días de transmisión ininterrumpidos en un solo canal, con un costo total de 1 billón 979 mil 333 millones 426 mil pesos, que representa un incremento del 650% en comparación con lo gastado en 1985 (13). Los datos del Instituto Nacional del Consumidor se refieren únicamente a los gastos efectuados en el pago de anuncios en la televisión, transmitidos desde la ciudad de México, la cifra de por sí exorbitante, no incluye los gastos en publicidad de los canales de los estados de la República ni los gastos efectuados en la radio, cine, prensa y otros medios de publicidad.
Continuando con los datos del Instituto Nacional del Consumidor, en 1987 el rubro que ocupó el primer lugar en dinero, tiempo y cantidad de anuncios, fue el de los alimentos, que incluye galletas, cafés, pastelillos, leches en polvo, quesos, botanas, cereales. chicles, dulces y sopas entre otros.
En este rubro se erogaron 345 mil 229 millones 938 mil pesos. El segundo lugar el rubro de salud, higiene personal, cosméticos. El tercero correspondió a las bebidas alcohólicas, con un poco más de 168 mil 300 millones de pesos, dentro de este rubro, la marca que gastó más en sus anuncios fue la Domecq, que invirtió 48 mil 985 millones 234 mil pesos, por 1 mil 942 anuncios que ocuparon 116 mil 433 segundos. En relación a la publicidad de bebidas alcohólicas, el Instituto Nacional del Consumidor dice textualmente: "Es importante destacar que los anuncios de las bebidas clasificadas de alto contenido alcohólico (rones, tequilas, brandis y otros) tienen restricciones de horario, pues no pueden transmitirse antes de las 10.00 de la noche. Pero tratándose de cervezas y vinos de mesa se les permite anunciarse a cualquier hora, por considerarlas bebidas de "moderación", aunque sean las que con menos moderación se tiene al beber y que muchas veces son el inicio de una carrera alcohólica (14). En 1985 la publicidad televisiva del tabaco tuvo un gasto de 5 mil 842 millones de pesos y en 1987 creció hasta alcanzar los 64 mil 190 millones de pesos.
El gasto en publicidad por televisión mantuvo su crecimiento en 1989, los alimentos ocuparon recursos por 939 mil 211 millones de pesos; higiene personal, cosméticos y medicamentos, 761 mil 857 millones de pesos y las bebidas alcohólicas en tercer lugar con 495 mil 992 millones de pesos, representando respectivamente el 17.49%, 14.9% del gasto publicitario en el período febrero de 1988 a enero de 1989 (15). El Instituto Nacional del consumidor destaca que el gasto publicitario en las bebidas alcohólicas sería suficiente para proporcionar el salario mínimo durante un año a 171 mil 994 trabajadores. Para promover el consumo de cerveza se gasto 122 mil 928 millones; el de brandis fue de 189 mil 518 millones; en rones 116 mil 556 millones; wiskis 15 mil 919 millones; vinos y espumantes 10 mil 542 millones y bebidas diversas 46 mil 88 millones de pesos, la mayor parte de gasto que el sector privado realiza en publicidad, es acaparado por la empresa Televisa y en los casos de los anuncios comerciales de alimentos y bebidas alcohólicas no siempre cumplen con las disposiciones de la Ley General de Salud en materia de control sanitario de la publicidad, ni con el código de ética publicitaria.
En relación al impactado económico del consumismo de alimentos, bebidas y tabaco a nivel familiar, tenemos los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares de 1983, que registra el total del gasto corriente nacional en alimentos, bebidas y tabaco fue en 14 millones 451 mil 93 hogares mexicanos de 505 billones 501 mil millones de pesos mexicanos, de los cuales 8 millones 28 mil 892 hogares gastaron 11 mil 120 millones de pesos. Es difícil realizar una comparación con los gastos actuales después de varios años de devaluación e inflación. Es más ilustrativo comparar los gastos familiares en bebidas y tabaco con otros realizados en aquel mismo año. Resulta que los mexicanos en 1983 gastamos más en bebidas y tabaco que en salud; en efecto, en bebidas y tabaco gastamos en los hogares 41 mil 306 millones de pesos, mientras que en cuidados médicos y conservación de la salud gastamos 35 mil 256 millones de pesos (16), con esto se demuestra la poca utilidad que tiene agregar junto a los comerciales de alimentos, bebidas y tabaco, mensajes de moderación o de orientación dietética o sanitaria.
Los gastos en publicidad tienden a crecer permanentemente y en la misma medida en que el capital se concentra. La publicidad es pues un fenómeno que nace fundamentalmente con y para el capitalismo y crece en la misma medida y junto a los monopolios. El fenómeno publicitario no responde más que a los intereses de los monopolios que se contraponen a los de la sociedad. La publicidad es una "comunicación masiva" pagada, cuyo propósito final es el de divulgar "información", producir actitudes e inducir a la acción beneficiadora para el anunciante, vendiendo sus productos y servicios (17). El gran volumen de toda publicidad, en última instancia, va dirigido a la venta de un producto o servicio. La publicidad no es negativa por sí misma, depende en todo caso de los intereses de fondo, tal como hoy ocurre en México, la absoluta mayoría de la publicidad responde a los intereses de los monopolios, sin embargo, dentro de un futuro gobierno democrático y revolucionario, la publicidad pudiera aporta enormes beneficios a la educación (social, ecológica, sanitaria, humanística, etcétera) y al verdadero desarrollo industrial y comercial nacionalista.
La publicidad, además de mentir en su contenido, viola casi siempre la Ley de Salud y el Reglamento sobre Publicidad. Sería cansado e interminable realizar un enlistado de todos aquellos comerciales que violan la Ley de Salud, únicamente se presentan algunas opiniones generales. El artículo 307 de la Ley de Salud, en su segundo párrafo, asegura que no se autorizará la publicidad que induzca a hábitos de alimentación nocivos ni aquella que atribuya a los alimentos industrializados un valor nutritivo superior o distinto al que tenga en realidad, sin embargo, las transnacionales alimenticias imponente gustos deformados y condicionan a a elegir dietas sin adecuado equilibrio y valor nutricional; es suficiente conectar el televisor todos los domingos por la mañana, para ver el Canal 2 (Televisa), el programa infantil con el conductor "Chabelo", realizando una criminal publicidad de alimentos nocivos para los niños.
El lenguaje publicitario se concentra en la tarea de registrar ciertos elementos constantes y relevantes en los enunciados de los mensajes comerciales, que junto a la imagen y sonido, logran imponer una energía de necesidad para comprar el producto que se anuncia. El uso del imperativo es muy socorrido en el lenguaje publicitario, la comunicación por ejemplo en el comercial de Marinela del simpático gansito que plañideramente siempre termina diciendo "recuérdame", motiva con mucha fuerza a los niños al consumo de ese panquecito. "¡Únete a la gente Pepsi!" es otro magnífico ejemplo del uso del imperativo, al igual que "¡Venga al sabor Marlboro!". En otros vincula el producto con una cualidad, a veces esa virtud tiene características humanas, en otras la monotonía y la reiteración también tiene su efectividad.
El 26 de septiembre de 1986, el Diario Oficial publicó el nuevo Reglamento de Control Sanitario de la Publicidad, despertando grandes esperanzas por parte de la sociedad, para desaparecer de la pantalla los anuncios que denigren la dignidad de la mujer, los que promuevan el consumo de comestibles "chatarra", ni los que utilicen a los niños para promover estos productos (18). El nuevo reglamento tiene como propósito procurar la salud física y mental de la población, en especial la de los jóvenes y niños, además desalentar la formación de hábitos nocivos para la salud. En el marco del reglamento se exige que los mensajes publicitarios reflejen claramente el contenido real de los productos en términos de calidad, utilidad, y en el caso de los alimentos, de su valor nutricional. A pesar de las buenas intenciones, la mayor parte de los comerciales violan las disposiciones de la ley, de ahí la necesidad de legislar en la materia, para precisar con mayor claridad la reglamentación y las restricciones. La misma dirección del Instituto Nacional del Consumidor ha manifestado la necesidad de actualizar la legislación para reafirmar la identidad nacional, ante la posible llegada de anuncios extranjeros como parte de la apertura comercial (19).
4. Impacto negativo en la salud
Las estadísticas demuestran con claridad el permanente crecimiento del consumo de alimentos "chatarra", de las bebidas y del tabaco. Las causas de ese crecimiento son múltiples y nos remiten a cuestionar la estructura y superestructura misma de la sociedad, las interrelaciones entre los diferentes factores son muy complejas y dinámicas, sin embargo, la participación de la publicidad es muy importante y en algunos casos determinante. La publicidad consumista a fin de cuentas, forma parte de un sistema basado en la perpetuación de la escasez; de la escasez creada cada vez más artificialmente esto es, por la necesidad de una abundancia de bienes siempre más numerosas y siempre nuevos, sistema en que los individuos han de gastar su vida en la lucha competitiva por la existencia, para satisfacer la necesidad neurótica de aumentar los productos del trabajo, porque han de ser vendidos para obtener la ganancia y la tasa de la ganancia depende de la creciente productividad del trabajo. En este sistema, el hombre termina triturado en los engranajes de la productividad, necesaria o superflua, no importa, el hombre corre aceleradamente en una ruta sin fin, ubicada en un mundo delirante, donde el objeto de la existencia es la producción y el consumo, más, mucho más que la vida misma.
La publicidad de las bebidas alcohólicas, del tabaco y de los alimentos "chatarra" es un factor impulsor en diferentes formas de la patología característica de la sociedad moderna. Tratando de explicar resumidamente su impacto en la salud de los mexicanos, se exponen los siguientes datos:
4.1 Alcoholismo
El alcoholismo es una enfermedad social, de tendencia progresiva y asociada al desarrollo de una conducta desviada, que induce al consumo excesivo y crónico del alcohol. Su etiología es múltiple, con un comienzo insidioso, que muestra síntomas y signos reconocibles proporcionalmente a su intensidad.
El alcoholismo es el problema más grave de farmacodependencia del país. El consumo de alcohol ocurre dominantemente en individuos mayores de 18 años y en la misma medida en que se incrementa la publicidad, también se incrementa el número de jóvenes, adultos y el porcentaje de mujeres adictas. Cada vez se consume el alcohol a más temprana edad. El alcoholismo deja de ser de grupos minoritarios y en los años sesenta y setenta se expande en mayor proporción entre lo jóvenes. En los setentas, según estudios de la capital y algunos estados, entre el 56% y 61% de la población mayor de 14 años reportó haber consumido alcohol en los últimos 12 meses; 12% y 25% lo beben cuando menos una ºvez al mes, y entre el 6% y 13% beben todos los días (20). Los estudios se presentaron en 1978 y al año siguiente se denunciaba un incremento superior a las 10 veces (21).
En 1917 el consumo de licor fue de 61.1 litros anuales por cada persona mayor de 15 años. En 1972 se consumieron: 27 litros de cerveza, 0.3 litros de vino, 1.15 litros de bebidas destiladas percápita. En 1977 el consumo de alcohol en forma de cerveza se incrementó 11.47%; entre 1977 y 1978 el consumo de cerveza aumentó 4.48% y en 1979 se estimaba un nuevo incremento del 5% en el consumo percápita. En 1981 cada mexicano mayor de 15 años consumió 6.1 litros de etanol puro percápita. Los datos posteriores son contradictorios, mientras que el Instituto Mexicano de Psiquiatría (IMP) calculó para 1986 un consumo de 4.7 litros percápita de etanol puro en los mayores de 15 años; la organización de Alcohólicos Anónimos (AA) estimaba en el mismo año 15 millones de bebedores regulares y en 1988 la cifra estimada era ya de 18 millones.
Lo más probable es la existencia de un crecimiento permanente del número de alcohólicos en el país, en un proceso de cambio de hábitos en el tipo de bebidas consumidas. En este sentido, la aparente diminución del consumo del alcohol puede deberse a que no todas la bebidas están sujetas al control y registro oficial y escapan a la estadística, además de que existen evidencias de que el alcohol de 96 grados se viene usando en forma creciente como bebida alcohólica.
Como problema médico - psiquiátrico surgen en el Siglo XVIII, se retoma como problema médico en la última parte del Siglo XIX y a partir de 1940 se establece una corriente de investigación continúa y se crean las condiciones para ser considerada como enfermedad (22). Sin embargo, hasta la fecha priva el absoluto desconocimiento del origen del alcoholismo en todas su modalidades, no se cuenta también con un panorama eficiente de diagnóstico clínico ni de una metodología terapéutica coherente.
Si bien es cierto que la ingestión excesiva de alcohol aparece como el factor más importante, asociado con la muerte prematura de hombres en edad media, por otra parte se carece de actividades profilácticas específicas y las acciones a nivel secundario y terciario con inespecíficas o poco eficaces. El modelo epidemiológico que implica la complementación de los niveles de prevención, haya en su posible aplicación al alcoholismo graves limitaciones tanto en lo referente a la historia natural de la enfermedad, la aplicación de la triada ecológica, la detección temprana y la aplicación de criterios preventivos específicos (23).
El estudio de las encuestas sobre el alcoholismo realizadas en diferentes ciudades del país en la década de los setenta, con metodologías y definiciones del consumo comparables, en algunos datos confirma la Teoría de la Distribución Simple (TDS), es decir que el incremento del consumo percápita conlleva a un aumento de los bebedores fuertes y esto produce a la vez, un aumento de las patologías relacionadas con el consumo de las bebidas alcohólicas. Esto es cierto en algunos grupos de delitos del fuero común en la tasa de accidentes de tránsito, en el análisis resultaron contradictorios de la Teoría de la Distribución Simple; la mortalidad por cirrosis hepática y el suicidio (24).
En comparación con otras variables independientes estudiadas (prevalencia de abstemios, porcentaje de analfabetas, densidad de población, desempleo y tasa de expendios), la prevalencia de bebedores consuetudinarios y la densidad de población son las que logran un mayor número de correlaciones estadísticas con los problemas estudiados (25).
Independientemente de las contribuciones estadísticas de las encuestas con la Teoría de la Distribución Simple, éstas pueden ser más el resultado de las limitaciones metodológicas que de la transcripción de una contradicción verdadera con la realidad. Todo parece indicar que el consumo de bebidas alcohólicas es un elemento fundamental a considerar en el perfil epidemiológico actual de México, como se puede demostrar con las importantes tendencias al incremento del consumo de ciertos tipos de bebidas, al mismo tiempo que se les relaciona con la producción de cirrosis hepática, y con problemas sociales generales: accidentes, violencias, delitos sexuales, etcétera. Es un hecho que la reducción del consumo de alcohol percápita, sería una acción profiláctica de gran importancia y de impacto benéfico en la reducción de las tasas de morbilidad y mortalidad relacionada con esa adición.
Alcoholismo y cirrosis hepática. La Organización Mundial de la Salud señala que el 5.7% de la población mexicana mayor de los 20 años padece de alcoholismo y a pesar de que el consumo percápita de alcohol en México es inferior al de Francia (20 litros), España (17.9) y al de Italia (16.3); nuestra tasa de mortalidad por cirrosis hepática es muy alta, de cada 100 mil fallecimientos ocurridos en México en 1979, 29.32% fueron a causa de la cirrosis, en 1982 la tasa aumentó a 30.87% y en 1984 se redujo moderadamente a una tasa de 28.83%. La tasa de cirrosis hepática es uno de los mejores indicadores del alcoholismo de un país, en México la frecuencia y mortalidad ocasionada por la cirrosis hepática es superior proporcionalmente a otros países, en otras palabras, por diversos factores, los malos hábitos dietéticos y la desnutrición crónica, hacen del alcohólico mexicano un ser menos resistente (en comparación con otros países) a la hepatotoxicidad del alcohol. La tasa de defunciones por cirrosis hepáticas en Francia es de 32.8% por 100 mil fallecimientos, en Italia de 31.9%, Chile 27.0% y España de 22.5% (26). En resumen; mientras que los franceses consumen cuatro veces más de alcohol que los mexicanos, nosotros tenemos casi la misma tasa de mortalidad por cirrosis hepática de aquel país.
La tasa de mortalidad nos da una cifra fría y aunque proporcional, nos aleja del drama individual de millones de mexicanos. Por cirrosis murieron en 1979, 10 mil 282; en 1982, 11 mil 941; y en 1984, fallecieron 12 mil 168 mexicanos por esa causa (Secretaría de Salubridad y Asistencia).
Alcoholismo, accidentes y violencia. En los hospitales de urgencias del Distrito Federal el 10% de los internados habían ingerido bebidas alcohólicas antes del accidente, y el 37% de los ingresos al servicio de urgencias también del Distrito Federal son por intoxicaciones etílicas.
Según datos de la Procuraduría del Distrito Federal, los accidentes de tránsito por conductores ebrios han aumentado de 8.3% en 1968 a 15.85% en 1983 (27). El alcoholismo es un factor etiológico estadísticamente importante en la generación de accidentes, envenenamientos y actos de violencia, en 1981 ocurrieron en el país 48 mil 605 fallecimientos por esas causas (tasa de 133.55% por 100 mil personas de 15 a 64 años). En 1981 la tasa se reduce paulatinamente, y en 1984 habían fallecido 43 mil 780 mexicanos por esas causas, lo que representó una tasa de 103.74% por 100 mil habitantes de 15 a 64 años. Profundizando en la evolución de la cifras, en el período comprendido entre 1968 a 1974 se observó un incremento del 33% en el total de accidentes, con un crecimiento del 180% en los producidos bajo la intoxicación alcohólica y aumentó en 40% el número de muertes (28). Las defunciones por accidentes de tránsito constituyó entonces el 45% de las muertes violentas acaecidas en el Distrito Federal, con una tasa de 19.87% de defunciones por cada 100 mil habitantes (noventa causa de mortalidad).
A causa de los accidentes hay más de 2 mil muertes anuales en el Distrito Federal y cerca de medio millón de heridos en las calles. La mayoría de los responsables de los accidentes de tránsito o de los delitos mayores como el homicidio, son bebedores sociales de fin de semana o de grandes celebridades. De los delincuentes sentenciados en los juzgados del fuero común del Distrito Federal, durante el año de 1987, el 22.48% cometió el delito ebrio o con aliento alcohólico. De los sentenciados por daño en propiedad ajena, el 73.9% actuó bajo los efectos del alcohol.
Alcoholismo y otros padecimientos. La interrelación del alcoholismo con otros padecimientos es amplia y muy compleja. El consumo de alcohol sin control es incompatible con una buena nutrición, pues motiva al consumo excesivo de comida (que da lugar a un bebedor obeso) o de alta proporción de alimentos lesivos (que origina: anterioesclerosis, hipertensión y enfermedad cardiaca), o bien que se ingieren alimentos en cantidad insuficiente causando desnutrición en el alcohólico (29). Los índices de enfermedad coronaria aumentan significativamente cuando la ingestión de alcohol excede las cinco copas diarias (30).
Alcoholismo y costo económico social. El costo económico que la sociedad tiene que pagar por la adición al alcohol es por elevado incuantificable. ¿Cómo cuantificar el costo de 12 mil 168 mexicanos muertos por cirrosis en 1984?, ¿cómo cuantificar en lo económico las miles de muertes en accidentes que ocurren anualmente a causa del alcoholismo? Resulta más difícil todavía cuantificar los daños secundarios y las consecuencias económicas familiares del alcoholismo crónico. La sociedad capitalista que todo lo mide en relación a la cantidad de plusvalía que se genera o deje de generar, cuantifica los costos económicos en la medida en que el alcoholismo afecta la producción, los efectos psico - sociales le tienen sin cuidado. Al capitalista le preocupa el ausentismo laboral a causa del alcoholismo y se calcula que ocasiona pérdidas económicas por más de 4 millones de horas - hombre y que afecta al 15% de la fuerza productiva.
Resulta también imposible cuantificar económicamente los costos globales del alcoholismo en la mortalidad y morbilidad directa: mortalidad y morbilidad indirecta (accidentes de tránsito, homicidios, cirrosis, hepática, accidentes laborales, suicidios, etcétera); el costo relacionado con la violación sexual, en el síndrome del niño golpeado, atención médica para el alcohólico y las personas que afecta por su padecimiento, el costo del ausentismo laboral, y muchos otros. Para ilustrar, algunos de los estudios realizados en otros países demuestran lo grave del problema en términos netamente económicos. Para Chile las consecuencias económicas del alcoholismo equivalen a la mitad del total de sus exportaciones de cobre, equivalente a 43 mil millones de dólares (USA); en Francia el problema cuesta a la seguridad social 10 mil millones de francos.
Con el afán de ilustrar así sea parcial y conservadoramente, el costo global del consumo humano del alcohol en México, se realizó el siguiente cálculo. Tomando como base los parámetros: un consumo percápita anual de 4.7 litros etanol (en diferentes bebidas) con un costo total de estimación mínimo de 700 mil millones de pesos; atención médica e indemnización de 12 mil 160 mexicanos muertos a causa de la cirrosis, 121 mil 600 millones de pesos; más el costo del 15% de 43 mil 780 fallecimientos por accidentes, 65 mil 670 millones de pesos; más el costo del ausentismo laboral por 4 millones de horas - hombre, 5 mil millones de pesos; más una consulta médica anual para 18 millones de bebedores, 180 mil millones de pesos; más el gasto de publicidad en televisión, 160 mil 300 millones de pesos; más los impuestos anuales de cerveza y alcohol en el año de 1987, 452 mil 869 millones de pesos; más el costo de un 15% de las 8 millones 500 mil horas - hombre perdidas a causa de los accidentes en el trabajo, 1 mil 65 millones de pesos. Dejando a un lado los costos de muchos otros rublos relacionados con el consumo de alcohol y sumando únicamente las cifras mencionadas, obtenemos para México, un costo global mínimo por el consumo de alcohol de 1 millón 525 mil 204 millones de pesos por año. A un tipo de cambio de 1 USA - dollar por 2 mil 570 pesos mexicanos, en dólares el costo es de 593 mil 853 pesos por año (1989).
4.2 Problemas de nutrición y alimentos "chatarra"
En una primera definición: el alimento "chatarra" es un producto industrial para el consumo oral, nocivo para la salud y/o de baja o nula calidad nutricional. El alimento "chatarra", es fiel reflejo de la sociedad de consumo, del desarrollo industrial y de la influencia dominante del aparato publicitario Representa también uno de los peores síntomas de la degradación social y económica, al priorizar la generación rápida y cuantiosa de la plusvalía, por sobre el interés de la salud y del auténtico bienestar de la sociedad.
La penetración publicitaria de los alimentos "chatarra", con su carga ideológica imperialista, viene cambiando los hábitos y cultura alimentaria tradicional del pueblo mexicano. Hay hábitos que es preciso cambiar, pero también otros que debieran reforzarse, los expertos en nutrición señalan la necesidad de prestigiar alimentos y patrones autóctonos que además de ser más benéficos para la salud que muchos esquemas europeos, representan una mejor alternativa, desde el punto de vista económico, social y ecológico, ya que han sido seleccionados por la población misma a lo largo de siglos de experiencia cotidiana. "En este sentido la publicidad comercial a menudo mentirosa o cuando menos exagerada y casi siempre ostentosamente ignorante, puede representar un enemigo de los intereses de la sociedad, al grado que se requiera canalizarlo con medidas reglamentarias (31)". De 1940 a 1970, continúan los expertos, se dio un claro sesgo cultural en el consumo de alimentos, se incrementó el consumo de pollo, trigo, huevo y otros alimentos occidentales, al mismo tiempo se redujo, especialmente en el medio rural, la ingestión percápita de maíz, frijol y verduras, aumentando la de arroz, raíces feculentas, productos de trigo, leche, huevo, frutas y refrescos. En general se "elevó el costo de la dieta y se incrementó la dependencia de las importaciones". En sentido nutricional algunos de los cambios son positivos, según el Instituto Nacional del Consumidor, como efecto de la crisis económica en las familias de 1.5 a tres veces el salario mínimo, cambiaron acertadamente la carne de pollo por la de res y pescado, embutidos por huevo y equivocadamente las frutas por mermelada, leche por café o té, pescado por pastas industriales de trigo (32). Dadas las circunstancias, la Coordinación de la Comisión Nacional de Alimentación, asignó especial prioridad a delinear una política nacional que rija la inducción de cambios benéficos en los patrones alimentarios de la población y se identificaron tres grandes problemas que la orientación alimentaria puede atacar de manera eficaz y de inmediato, se destaca el tercero integrado por las enfermedades relacionadas con excesos o desviaciones alimentarias de creciente importancia, como son las caries, la obesidad, la anemia, el alcoholismo, la artereoesclerosis, la hipertención y ciertos tipos de cáncer. (33)
Por el momento no existen los estudios que cuantifiquen estadísticamente los efectos e interrelaciones directas entre el consumo de alimentos "chatarra" y la desnutrición infantil, a pesar de la dificultad para medir su peso estadístico, el consumo de alimentos "chatarra" tiene un impacto evidente tanto en lo clínico como en el determinismo económico de la desnutrición infantil. La desnutrición es un fenómeno biopsicosocial y forma parte del síndrome de "privación social", según Rafael Ramos Galván los elementos de ese síndrome son: el habitat inadecuado, en el que predomina el aislamiento; susceptible frente a las agresiones de toda índole; distorsión emocional, bajo rendimiento intelectual y la desnutrición como entidad nosológica propiamente dicha (34). Nosotros agregaríamos al síndrome de privación social: la ignorancia, entendida como analfabetismo y bajo nivel educativo; y la injusticia socioeconómica. De cualquier manera, la publicidad de los alimentos "chatarra", contribuye en forma importante con el crecimiento de las cifras de desnutrición, una tercera parte de los niños mexicanos presentan alteraciones y deficiencias en su desarrollo físico e intelectual a causa de la desnutrición, más de la mitad de los mismos, en cifras conservadoras, carecen de una dieta adecuada en calidad y cantidad, y el 90% padece de caries dental. Ese preocupante el crecimiento constante de la tasa de mortalidad en menores de un año a causa de las deficiencias de la nutrición, en 1979 la tasa fue de 37.16%, y en 1986 había aumentado a 48.86% (35).
La ingestión excesiva del azúcar refinada, está asociada a la producción de caries dental, diversos estudios epidemiológicos han demostrado la causalidad debido a la acción directa de la sacarosa o azúcar de mesa sobre el esmalte dental (36). Es por eso que en la prevención de la caries se recomienda como contenido educativo que se promueva como fuentes de energía de mayor consumo, aquellos alimentos con un alto contenido de fibras dietéticas e hidratos de carbono complejos en preferencia a los azúcares refinados (37). La ingestión excesiva de azúcar refinada y de los alimentos "chatarra" que la contienen, se asocia con la diabetes mellitus, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares (38).
La dieta del mexicano ha venido cambiando en los últimos 50 años, se ha incrementado el consumo de pan de dulce, sopas de pastas, pan blanco, vino de mesa, cerveza, refrescos y café (39), con el consiguiente aumento ponderar. La obesidad tiene componentes biológicos, psicológicos, sociales y económicos combinados, los hábitos alimentarios aprendidos desde el momento mismo del nacimiento hacen más o menos probable la manifestación clínica de la obesidad. La publicidad es un elemento que puede modificar la conducta alimentaria a favor de la obesidad, impulsando el abuso en el consumo de hidratos de carbono simples, preferencias por los sabores dulces y el gran consumo de bocadillo o bebidas entre comidas, la población de las zonas urbanas tiene de esta manera, mayores índices de obesidad (40). Independientemente de la discusión entre el origen ambiental o genético de la obesidad, la sociedad de consumo ha logrado lesionar la resistencia de algunos grupos étnicos a la obesidad. Como parte de la interrelación entre los factores ambientales y genéticos ha generado el "síndrome del nuevo mundo", entre los amerindios que han cambiado de dieta y modo de vida en los últimos 50 años, ha aumentado en forma notable la prevalencia de la obesidad y la diabetes mellitus (41). Ambos padecimientos tienen características de herencia multifactorial, es decir, que son determinados por el efecto aditivo de más de un par de genes así como por factores ambientales. El arma principal para combatir la obesidad y la diabetes, es el cambio de hábitos alimenticios deformados, en gran parte por la publicidad, restringir el consumo de hidratos de carbono simples, aumentar la ingestión de fibras dietéticas y ajustar el consumo de energía a las necesidades.
México presenta altos índices de padecimientos del subdesarrollo, combinados con otro tanto del desarrollo, en efecto, se ha encontrado una tendencia hacia el aumento de las enfermedades cardiovasculares en conexión con la evolución socioeconómica de los países (42), la arterioesclerosis es un problema importante en la población mexicana urbana del nivel económico elevado, como resultado del consumo de alimentos costosos de alto contenido de ácidos grasos saturados y de colesterol, asimismo, la enfermedad coronaria aumenta cuando la ingestión excede las cinco copas diarias (43).
Las estadísticas nos ilustran de los importantes cambios de la patología de la nueva sociedad de consumo. La mortalidad por enfermedad hipertensiva en México ha aumentado de 4.3% por 100 mil habitantes en 1971 a 4.9% en 1982. La situación epidemiológica de la arterioesclerosis en México se incrementó en 17.2% su tasa de mortalidad por 100 mil habitantes, siendo en 1969 de 64.2% y en 1982 de 75.2% (44). La diabetes mellitus es el más nítido ejemplo estadístico del incremento de un padecimiento al mismo tiempo que se cambian los hábitos alimentarios a favor de los industriales y "chatarra", la tasa por 100 mil habitantes fue en 1960 de 9%, en 1971 de 15.7% y en 1982 de 22.97% (45)
4.3 Tabaquismo
La creciente difusión del tabaquismo como problema de salud a nivel mundial, ha obligado a las sociedades democráticas a establecer sistemas legislativos cada día más restrictivos en materia de publicidad, en los Estados Unidos de América al igual que el alcohol, el tabaco tiene prohibido cualquier tipo de publicidad en los medios electrónicos; el gobierno noruego en julio de 1975 estableció una nueva ley que prohibe cualquier anuncio de tabaco, cigarrillos o puros y requirió desde entonces, que los envases de todos estos productos tengan la debida advertencia médica (46); en Francia, el 27 de marzo del presente año, se dio a la opinión pública la aprobación de una nueva ley que elimina la publicidad del tabaco y el alcohol de los medios masivos, y restringe con rigor las zonas de fumadores en el transporte y edificios públicos.
Con suma razón, la legislación mundial en torno al tabaco y al alcohol es crecimiento más restrictiva, los daños demostrados en la salud de la población son extraordinariamente negativos. En efecto, el humo del cigarrillo está compuesto de alquitrán, nicotina, humedad y otros gases, especialmente el monóxido de carbono. El alquitrán es una mezcla cruda que contiene más de 1 mil 500 componentes diferentes, que en su mayoría tienen efectos biológicos desconocidos, en el menos, se ha podido demostrar que son capaces de causar o promover el cáncer de los pulmones y otros órganos (47).
La nicotina es el principal responsable del efecto, nicotino - dependencia (48) de los fumadores. Sus efectos adversos, repercuten en el sistema nervioso, en el corazón y en general en el sistema circulatorio. La nicotina estimula las mucosas postganglionares y excita al simpático y parasimpático a la vez; la resultante es una fuerte vasoconstricción simpática en los órganos abdominales y extremidades, al mismo tiempo hay un efecto parasimpático con aumento de la actividad gastrointestinal y eventualmente bradicardia (49).
Los cigarrillos producen mayor dependencia que el alcohol y los barbitúricos. La mayor parte de la gente que bebe alcohol o toma píldoras para dormir, puede limitarse así mismo el uso intermitente y tolerar periodos libres del efecto químico, no es lo mismo con los cigarrillos, desde 1974, la revista inglesa The Lancet, detalló el papel de la nicotina en el fumar, y demostró que el fumar es una actividad que rara vez se puede tomarse y dejarse de hacer. Los fumadores intermitentes u ocasionales son raros y constituyen un grupo reducido de apenas el 2% del total de fumadores (50).
Cuantificar los daños a la salud en relación al tabaquismo, resulta muy difícil en México, de cualquier manera es necesario revisar algunos datos. El país tiene 20 millones de adictos al tabaco, la mayoría casi absoluta de ellos consume el tabaco en forma de cigarrillos, siendo esta forma la más nociva para la salud. El uso de boquillas o marcas con menos nicotina, no resuelve el problema, por el contrario, se incrementa el número de cigarrillos fumados percápita. En los Estados Unidos de América se ha demostrado el mayor daño a la salud por el tabaquismo que por el alcoholismo, no es descabellado pensar que lo mismo ocurre en México. En los setenta, la industria tabacalera mexicana mantenía una tasa media de crecimiento anual del 6% y según estadísticas de diversos países en desarrollo, el rápido crecimiento del hábito de fumar era ya común, en aquel entonces, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación indicaba que el consumo de cigarrillos en el mundo en desarrollo estaba creciendo en su conjunto en un 5% anual (51). en los países del tercer mundo, el cigarrillo ha cobrado numerosas víctimas, una amplia literatura ha demostrado la conexión estadística entre el hábito de fumar y diversas enfermedades.
El contenido de carcinógenos, cocoarcinógenos, irritantes, nicotina y gases tóxicos del cigarrillo, lo hacen capaz de producir, además del cáncer del pulmón, bronquitis crónica, enfisema, diferentes cánceres de la vías respiratorias y digestivas altas, acelera la arterioesclerosis, incrementa las frecuencias de diferentes padecimientos cardiovasculares, úlcera péptica, facilita el desarrollo de la tuberculosis, la ambliopía por el tabaco, gingivitis y otros padecimientos más (52). Los padecimientos relacionados con el hábito de fumar, contribuyeron con el 20% de todos los decesos en 10 ciudades de América Latina (53). En Kenia, el cáncer del pulmón era una curiosidad patológica hasta hace poco, ahora los casos se han incrementado notablemente; algo similar está ocurriendo con el cáncer broncogénico en los africanos de Rodesia. En Moroto se encontró una clara relación entre fumar y el cáncer de la laringe en personas relativamente jóvenes. En la India han demostrado que el fumar incrementa la frecuencia de las enfermedades respiratorias y masticar tabaco o fumar se asocia con el desarrollo del cáncer en la boca.
En 1971 la Organización Panamericana de la Salud, determinó un Latinoamérica en tabaquismo del 44.7% de la población masculina y 16.5% de la femenina. La encuesta nacional de 1986 entre estudiantes de 14 a 18 años de edad, demostró que el 6.3% era consumidor de tabaco. La cifra más conservadora de adictos al tabaco era de 20 millones de mexicanos, para 1988 se calculaba en la posibilidad de 34 millones de adictos. De 1975 a 1983 aumentó el consumo en 61.76% en México (54).
Aplicando en México el parámetro estadístico del 20% del total de defunciones relacionados con el tabaquismo para 1986, encontraríamos la cifra de 80 mil de un total de 400 mil 79 fallecimientos ocurridos en ese año (55). Resulta difícil separar en las estadísticas de morbimortalidad, todos aquellos padecimientos relacionados con el consumo de tabaco, su participación en la casuística del cáncer es importante, al igual que en la neuropatología, sin menospreciar su impacto en las cardiovasculares e incluso en las complicaciones del embarazo, parto y puerperio.
Junto al incremento de las sustancias cancerígenas en el medio, el cigarrillo participa en el creciente aumento de la tasa de tumores malignos. En 1979 la tasa de mortalidad por tumores malignos fue de 557.67% (por 100 mil habitantes de 65 y más años) y en 1986 la tasa aumentó a 638.50% (56).
En la población productiva (de 15 a 64 años), los tumores malignos tuvieron una tasa de 34.35% en 1979 y de 36.44% en 1986. La proyección para el año 2000, con base en la actual tasa de mortalidad por neoplasias pulmonares de 43% por 100 mil habitantes, será de 48%, con 2 mil muertes más, o sea un incremento de tres veces en términos absolutos (57).
Resulta más difícil cuantificar la relación del tabaquismos con las complicaciones del embarazo, el aborto espontáneo, el parto prematuro y la mayor mortalidad perinatal.
Quienes fuman más de una cajetilla de cigarros al día tienen 2.4% veces más posibilidades de sufrir un accidente coronario que los fumadores (58).
Modificaciones a la Ley General de Salud
Se adiciona el artículo 215 con una nueva fracción que define el término de "alimentos chatarra".
Artículo 215....
V. Alimento chatarra: producto industrial para el consumo oral, nocivo para la salud, de baja y/o nula calidad nutricional.
Se modifican los artículos 307 y 308
Artículo 307. Tratándose de publicidad de alimentos, no deberá asociarse directa o indirectamente con el consumo de bebidas alcohólicas.
La Secretaría de Salubridad y Asistencia no autorizará la publicidad que induzca a hábitos de alimentación nocivos ni a aquélla que atribuya a los alimentos industrializados un valor nutritivo superior o distinto al que tengan en realidad.
Artículo 308. No se permite la publicidad de bebidas alcohólicas y del tabaco en los medios electrónicos e impresos. (El resto del artículo se suprime)
Artículo 309. Se deroga.
Modificaciones a la Ley de Radio y Televisión
Se modifica el artículo 5o.
Artículo 5o. La radio y la televisión tiene la función social de contribuir al fortalecimiento de la integración nacional, al mejoramiento de las formas de convivencia humana, apoyar la educación y al mejoramiento de bienestar y la salud del pueblo mexicano. Al efecto, a través de sus transmisiones, procurarán: (El resto del artículo queda igual)
Se reforma el artículo 6o.
Artículo 6o. En relación con el artículo anterior, el Ejecutivo Federal por conducto de las secretarías y departamentos de Estado, los gobiernos de los estados, los ayuntamientos y los organismos públicos, promoverán la transmisión de programas de divulgación con fines de orientación social, educativa, cultural sanitaria y cívica.
Se modifica la fracción II del artículo 12.
Artículo 12....
II. No permitir la publicidad del tabaco, de las bebidas alcohólicas y de los alimentos chatarra. Autorizar la publicidad de los comestibles, bebidas, medicamentos, insecticidas, instalaciones y aparatos terapéuticos, tratamientos y artículos de higiene y embellecimiento y de prevención o curación; que cumplan con las especificaciones de ley. (El resto del artículo queda igual)
Se reforma la fracción III del artículo 37.
Artículo 37....
III. Transmitir publicidad del tabaco, bebidas alcohólicas y alimentos chatarra, o asuntos ajenos a aquéllos para los que se concedió el permiso. (El resto del artículo queda igual)
Propuesta de modificación y adiciones al Reglamento de la Ley General de Salud en materia de Control Sanitario de la Publicidad.
Se modifica el artículo 28.
Artículo 28. No se autoriza la publicidad de los alimentos "chatarra", en los medios electrónicos e impresos.
Se modifica el artículo 29.
Artículo 29. La secretaría autorizará la publicidad de alimentos y bebidas no alcohólicas de bajo valor nutritivo, después de haberse realizado los estudios minuciosos por parte de las instituciones de investigación y la comunidad médica nacional que demuestren los beneficios nutricionales y la inocuidad humana en cualquier edad y sexo. Además, la publicidad de alimentos y bebidas no alcohólicas autorizadas por la Secretaría de Salubridad y Asistencia deberán promover el consumo de otros productos con nutrientes valiosos. En ningún caso se autorizará la publicidad de productos de bajo valor nutritivo, cuando se asocie a imágenes o actividades infantiles o a gratificaciones o recompensas.
Se modifica y se suprime la mayor parte del artículo 34.
Artículo 34. No se autoriza la publicidad de bebidas alcohólicas y del tabaco, en los medios electrónicos e impresos. (Se suprime el resto del artículo)
Se suprimen los siguientes artículos:
Artículo 35. Se deroga.
Artículo 36. Se deroga.
Artículo 37. Se deroga.
Artículo 38. Se deroga.
Artículo 39. Se deroga.
Artículo 40. Se deroga.
Firman los diputados federales en representación de la fracción del Partido de la Revolución Democrática, los compañeros diputados Octavio F. S. Moreno Toscano, Jorge Martínez y Almaraz, Mario Rojas Alba, Ignacio Castillo Mena, Gregorio Urías Germán, Francisco Curi Pérez Fernández, Humberto Urquiza Martín, Isidro Aguilera Ortíz, Raúl Reyes Ramírez, Lorenzo Martínez Gómez, Rafael Melgoza Radillo, Ciro Mayén Mayén, Carlos Enrique Bracho González, Victor Manuel Ávalos Limón, José Enrique Rojas Bernal, Gerardo Ávalos Lemus, Ismael Yáñez Centeno, José Jaime Félix, Alfonso Alcocer Velázquez, todos por la diputación del Partido de la Revolución Democrática.
(Turnada a la Comisión de Salud y a la Comisión de Comunicaciones y Transportes. Diciembre 6 de 1990.)